martes, 29 de marzo de 2011

Smelser, y la incoherencia de la cultura.

La cultura, de acuerdo con Neil Smelser, es algo incoherente, que se presenta de manera incontrolable y, muchas veces, inaprensible. Desde los inicios para intentar definirla, la cultura, dice el autor, se entendió siempre en una serie de cualidades identificables. Desde valores, hasta objetos materiales que representaban a un grupo en específico. Bajo el idealismo alemán, y principalmente con el velo del espíritu histórico, en el siglo XIX y finales se buscaba la esencia de los grupos humanos, algo que los reconocía y distinguía de otros. Esa esencia representaba una lógica de coherencia de la cultura, pues al parecer, todas sus unidades estaban organizadas de tal manera que respetaban un sistema establecido de pensamiento que era compartido por los demás.

Pero la inquietud sobre este planteamiento llegó con la pregunta de ¿qué tan coherente es una cultura, y en qué estaba basada esta supuesta coherencia? Desde sistemas psicológicos, como plantea Wuthnow, o bajo la lógica materialista de Gramsci, o la imposición de una cultura dominante como propone Althusser.

Por eso Smelser propone un planteamiento metodológico que sea mucho más pertinente que la definición clara y precisa de qué y dónde encontramos la cultura, esa cosa que, dice, se presenta de toda forma, bajo diferentes marcos de comprensión y que se puede manifestar sin una lista precisa de cualidades.

Pero Smelser identifica una serie de problemas al momento de trabajar con la cultura, como, por ejemplo, que siempre hace juicios evaluativos, tiene connotaciones ideológicas, las definiciones son vagas, es circular y pocas veces tiene un carácter explicativo.

Por lo que propone que se trabajen los estudios de cultura de acuerdo a lo que el grupo estudiado mostrará, tomando en consideración qué cosas o no son parte de su grupo, sin esperar de antemano llenar una lista de atributos para identificar si existen o no. Parte del trabajo consiste en reconocer la incoherencia y coherencias de la cultura, sin estimar que habrá un orden lógico de sus unidades.

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