jueves, 31 de marzo de 2011

Producción cultural, consumo y desarrollo de la esfera cultural de Mike Featherstone

Producción cultural, consumo y desarrollo de la esfera cultural de Mike Featherstone

En esta ocasión el debate sobre la noción de cultura se estructura en torno a lo que el autor, Mike Featherstone, distingue como las dimensiones de la esfera cultural: la producción, el consumo y su desarrollo. En este sentido, el autor destaca la necesidad de investigar las condiciones del desarrollo de la esfera cultural enfocándonos particularmente en la secuencia histórica y los contextos locales. Necesitamos comprender la emergencia de culturas relativamente autónomas (conocimiento y otros símbolos mediáticos), en primer lugar, en relación al crecimiento en la autonomía y al poder potencial de especialistas en la producción de símbolos. El foco debe ser puesto en los transportistas de la cultura y las presiones contradictorias que son generadas por relaciones y las luchas de poder con otros. En segundo lugar, necesitamos enfocarnos en el desarrollo de instituciones y estilos de vida de los especialistas en cultura y examinar la relación entre los valores y las conductas en los varios niveles de la vida, no sólo en términos de la esfera cultural (alta cultura). Por último, necesitamos comprender la relación dinámica del desarrollo paralelo de la esfera cultural, la expansión general de la producción cultural vía las “industrias culturales” y la generación de amplio mercado para la cultura y otros buenos símbolos productores de lo que ha sido denominado mass culture o consumer culture.

La hipótesis central del artículo es que los especialistas culturales son a menudo atrapados en una relación ambivalente hacia el mercado que puede conducir a estrategias de separación y distanciamiento de la sustancia y promoción de la autonomía de la esfera cultural. Al mismo tiempo, en términos de sus interdependencias y luchas de poder con otros grupos, este puede disponer de usar el mercado para llegar a amplias audiencias para reforzar su poder social e incrementar el prestigio y valor público de sus bienes culturales especializados. Condiciones que a favor de la autonomía de la esfera cultural permitirán mejores especialistas culturales para monopolizar, regular y controlar la producción cultural para colocarla por encima de la producción económica, por ejemplo, colocar el arte y la intelectualidad en el lugar de la vida cotidiana.

En el presente artículo el autor examina, por un lado, la producción de la perspectiva cultural en la cual la cultura de masas es presentada como una amenaza para sumergir y degradar la esfera cultural es visto como el resultado lógico del proceso de producción capitalista de mercancías. Esta perspectiva podemos encontrarla en el pensamiento crítico y marxista, donde se plantea la hegemonía y monopolio de la cultura por parte de las industrias culturales. Por otro lado, examina el modo de consumo cultural, con base en la perspectiva antropológica que argumenta que hay similitudes en el consumo de la cultura en todas las sociedades y que debemos abstenernos de la evaluación negativa de la cultura producida en masa. En este sentido, al interior de cada nación y sociedad tenemos grados o diferencias de consumo cultural que dependen de procesos históricos, sociales, cognitivos y naturales. Por último, explora la perspectiva psicogenética del consumo cultural que examina la génesis de la propensión y deseo de consumir bienes y experiencias nuevos. El deseo y la generación de hábitos de consumo cultural parece depender de procesos cognitivos e históricos, mismos que deben ser considerados en los estudios culturales.

En conclusión, el desarrollo de la esfera cultural puede ser visto como un proceso que involucra a especialistas en la producción de cultura, de símbolos culturales, contextos históricos y sociales, así como factores cognitivos de los consumidores. Este proceso produce consecuencias contradictorias: por un lado monopoliza la esfera cultural, pero por el otro permite la relativa autonomía al nivel de los subcampos de la esfera cultural.

miércoles, 30 de marzo de 2011

martes, 29 de marzo de 2011

Mucho ayuda el que no estorba

Dra. Zeyda Isabel Rodríguez Morales


Jefa del Departamento de Comunicación Social, DEC, CUCSH

P R E S E N T E.



ASUNTO: renuncia a asignatura

At’n María Elena Hernández R, coordinadora de carrera



Guadalajara, Jalisco, 30 de marzo de 2011

Estimada Dra. Zeyda Rodríguez:

Uno de mis refranes favoritos y de amplia aplicación es el de “mucho ayuda el que no estorba”. Recurro a esta expresión de la sabiduría popular al caer en la cuenta de que mi participación en la asignatura de “Teoría social-cultura” no alcanza, como ha expresado en repetidas ocasiones (de manera verbal y escrita) la coordinadora de la carrera, los estándares que requieren los estudiantes de la licenciatura en comunicación social. En contra de lo que creí en un principio, en el sentido de que podría yo contribuir al aprendizaje de los alumnos que cursan esa carrera, la coordinadora me informa que mi papel como profesor en la asignatura mencionada (y quizá en esta universidad) equivale a estorbar el aprendizaje en vez de estimularlo.

Desde que recibí la invitación a impartir la asignatura aclaré que disponía de márgenes reducidos para incluir la asignatura en mis actividades diarias, las que además de mi trabajo en la U. de G. incluyen llevar y recoger a mi niño de tres años de la escuela, a las 9:00 y a las 12:00 hrs. Esto último hizo que propusiéramos un inicio de la clase dependiendo de mi llegada al CUCSH, directamente después de depositar a mi hijo en casa a la salida de su escuela. Evidentemente, mi traslado por una ciudad tan grande y compleja como es la de Guadalajara, desde el extremo suroeste hasta el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de nuestra Universidad de Guadalajara, no es instantáneo. En ocasiones toma más tiempo que en otras, a pesar de que yo considere que mi VW es el más ágil de la historia universal, así que mi llegada al CUCSH no puede producirse a escasos minutos después de depositar a mi hijo en casa.

En días recientes, a la coordinadora le molestó que asistiera a una reunión (misma a la que me convocó el jefe del departamento de sociología minutos antes de iniciar mi clase). Cabe hacer notar que en el momento de notificarle que asistiría a esa reunión de profesores de “Expresión oral y escrita” la coordinadora de la carrera no comentó en contra de que lo hiciera, sino hasta después, en un mensaje de correo electrónico. El día de la reunión estuve presente en el aula minutos antes de la hora habitual, porque ese día no tuvo clase mi hijo y, junto con los alumnos, decidimos adelantar el inicio de la sesión para alcanzar a cubrir la discusión del texto programado para ese día. La coordinadora de la carrera en Comunicación Social expresó que “la escuela depende del DECS, no de sociología” y por tal motivo no debería yo asistir, como maestro del DECS, a una reunión a la que me convocaba el jefe de sociología (ello, aunque mi clase de expresión oral y escrita esté adscrita a sociología). El día de ayer, martes 29 de marzo de 2011, la Dra. María Elena Hernández R. señaló, en otro mensaje electrónico, “la falta de claridad en la dinámica que se sigue” en mi curso y termina su mensaje con la afirmación “Agradeceré sus consideraciones para con el grupo”.

Me doy cuenta que no tiene caso prolongar la tensión que a mí me produce el precipitado viaje de la escuela de mi hijo a mi casa y de ahí al CUCSH, ni dedicar más horas a la preparación de este curso, pues de cualquier modo se traduce en descontento para la Dra. María Elena Hernández R. y, según su percepción, no tiene efectos positivos en el aprendizaje de quienes han cursado la asignatura en las sesiones transcurridas hasta el momento. Por tal motivo, y para mostrar mi consideración por un grupo al que le soy de escasa o nula utilidad, dejo el campo libre para que la coordinadora de la carrera invite a algún académico que sí esté adecuadamente capacitado, que cuente con más tiempo y que tenga menos ocupaciones (y menos jefes, compromisos, intereses e hijos) que yo, para que imparta, a partir de hoy, el mencionado curso.

Por mi parte, considero que aprendí mucho de cultura y de comunicación gracias al contacto con los estudiantes de este grupo quienes, en su gran mayoría, hicieron y comentaron las lecturas a pesar de ser yo un mal ejemplo a seguir. Al respecto de mi inutilidad como docente, remito a Usted, en caso de que le interese leerlo, a un texto que escribí para mi curso de expresión oral y escrita, ubicado en: http://expresioncienciassociales.blogspot.com/2011/01/de-las-mortificaciones-estudiantilesy.html  Ya sé ahora, gracias a los comentarios de la Dra. María Elena Hernández R. en qué categoría ubicarme como docente en mi propia tipología.

En cuanto a los trabajos de los estudiantes de este curso, se pueden consultar en: http://conceptualdelacultura.blogspot.com/  Cabe aclarar que en este domicilio electrónico (“bitácora”) se encuentran también los trabajos de los estudiantes de maestría que cursan la misma asignatura de “teoría de la cultura” los jueves por la tarde.



Atentamente,





Luis Rodolfo Morán Quiroz

XXX Datos XXX




C.c.p. Dr. Pablo Arredondo Ramírez, Rector del CUCSH

C.c.p. Dr. José María Nava. Secretario Académico del CUCSH

C.c.p. Mtro. Salvador Acosta Romero, Jefe del Departamento de Estudios de la Cultura Regional, DEC, CUCSH

C.c.p. Dr. David Coronado, Jefe del Departamento de Sociología, DEPS, CUCSH

Smelser, y la incoherencia de la cultura.

La cultura, de acuerdo con Neil Smelser, es algo incoherente, que se presenta de manera incontrolable y, muchas veces, inaprensible. Desde los inicios para intentar definirla, la cultura, dice el autor, se entendió siempre en una serie de cualidades identificables. Desde valores, hasta objetos materiales que representaban a un grupo en específico. Bajo el idealismo alemán, y principalmente con el velo del espíritu histórico, en el siglo XIX y finales se buscaba la esencia de los grupos humanos, algo que los reconocía y distinguía de otros. Esa esencia representaba una lógica de coherencia de la cultura, pues al parecer, todas sus unidades estaban organizadas de tal manera que respetaban un sistema establecido de pensamiento que era compartido por los demás.

Pero la inquietud sobre este planteamiento llegó con la pregunta de ¿qué tan coherente es una cultura, y en qué estaba basada esta supuesta coherencia? Desde sistemas psicológicos, como plantea Wuthnow, o bajo la lógica materialista de Gramsci, o la imposición de una cultura dominante como propone Althusser.

Por eso Smelser propone un planteamiento metodológico que sea mucho más pertinente que la definición clara y precisa de qué y dónde encontramos la cultura, esa cosa que, dice, se presenta de toda forma, bajo diferentes marcos de comprensión y que se puede manifestar sin una lista precisa de cualidades.

Pero Smelser identifica una serie de problemas al momento de trabajar con la cultura, como, por ejemplo, que siempre hace juicios evaluativos, tiene connotaciones ideológicas, las definiciones son vagas, es circular y pocas veces tiene un carácter explicativo.

Por lo que propone que se trabajen los estudios de cultura de acuerdo a lo que el grupo estudiado mostrará, tomando en consideración qué cosas o no son parte de su grupo, sin esperar de antemano llenar una lista de atributos para identificar si existen o no. Parte del trabajo consiste en reconocer la incoherencia y coherencias de la cultura, sin estimar que habrá un orden lógico de sus unidades.

lunes, 28 de marzo de 2011

“La Dimensión Cultural de la Vida Social”

A lo largo de la historia moderna ha habido un complejo juego de variaciones acerca de la concepción de cultura. Su capacidad de transformarse de acuerdo al tiempo y el espacio ha permitido estas grandes revueltas entre los estudiosos de la cultura y del entorno social.

En el texto “La Dimensión Cultural de la Vida Social” de Bolívar Echeverría, trata de explicar lo que parece estar debajo de las transformaciones del concepto “cultura”. Esta dimensión cultural presente en la sociedad que tiene efectos en la realidad social y en el acontecer histórico; es lo que resulta interesante en la propuesta de Echeverría.

Al paso de los años y el devenir de la revolución tecnológica, la sociedad ha experimentado una diversidad de cambios en su comportamiento, formas de actuar que son puras manifestaciones culturales, lo cual representa para los culturólogos un complejo trabajo en la definición exacta de la cultura.

Puede verse entonces, que la dimensión cultural de la existencia social no sólo está presente como factor decisivo en los comportamientos colectivos e individuales en el mundo social, sino también puede intervenir de manera decisiva como proceso de construcción histórica.

En la modernidad, el concepto de cultura es producto de constructos meramente influidos por el sistema capitalista y la sociedad globalizada. Influencia mediática también existe; el trabajo que los medios de comunicación masiva realizan muestran la capacidad integradora a nuevos modelos culturales o tendencias inclinadas al valor mercantil de los objetos.

Los tiempos contemporáneos no bien simplemente la destrucción de “culturas tradicionales”, el sometimiento de “culturas populares”, la imposición de la identidad de las naciones imperialistas, sino que se trata de una revolución cultural larga y profunda que socava la identidad cultural de la sociedad a la que pertenecemos.

La dimensión cultural de la vida social: Bolívar Echeverría

En esta primera lección del libro de Bolívar Echeverría, nos plantea tres puntos importantes: la dimensión de la cultura, la definición de la cultura y el estudio actual de la cultura.

Primeramente la dimensión cultural no sólo es una pre-condición que adapta la presencia de una determinada fuerza histórica a la reproducción de una forma concreta de vida social-como el caso de la doctrina cristiana, el procedimiento democrático o la colectivización del capitalismo-sino factor que es también capaz de inducir el acontecimiento de hechos históricos.

Una dimensión de fenómenos propios de la vida humana deben ser eliminados del horizonte moderno, fenómenos, del que prescinde la racionalidad mercantil–técnica, una racionalidad propia de la modernidad capitalista. El mundo de la cultura no puede ser visto como el remanso de la improductividad permitida (recuperable) o el reducto sumiso (suprimible) de la irracionalidad que se encontraría actuando desde un mundo exterior, irrealista y prescindible, al servicio de lo que acontece en el mundo realista y esencial de la producción, el consumo y los negocios.

La cultura es un proceso histórico social en el que se desarrolla la capacidad de crear nueva formas a partir de contenidos inéditos. No siempre es necesario continuar con las prácticas tal y como fueron fundadas, ya que todo proceso está sujeto a cambio o transformación, debido a las adaptaciones que se hacen con la transición que surge en el pensamiento. La percepción de la realidad desde los "otros puntos de vista" y no solo de la verticalidad.

La problemática actual en torno a la definición de la cultura puede comprenderse como la culminación de un conflicto tradicional que enfrenta entre sí frente a la noción de espíritu que genera el discurso moderno cuando versa sobre la vida social.

La realidad cultural da muestras de pertenecer orgánicamente, en interioridad, a la vida práctica y pragmática de todos los días. La dimensión cultural de los sujetos sociales que las perciben y experimentan hace que redunden en realidades sociales muy diferentes entre sí.

Al hablar de cultura pretendemos tener en cuenta una realidad que rebasa la consideración de la vida social como un conjunto de funciones entre las que estaría la función específicamente cultural. Es dimensión del conjunto de todas ellas, una dimensión de la existencia social, con todos sus aspectos y funciones, que aparece cuando se observa a la sociedad tal como es cuando se empeña en llevar a cabo su vida persiguiendo un conjunto de metas colectivas que la identifican o individualizan.

Cultura Femenina:Georg Simmel


George Simmel es el único autor que reflexiona de forma expresada sobre la mujer. Su reflexión no se va a centrar tanto en la cuestión social, es decir, en el análisis del movimiento social femenino burgués o en el movimiento social femenino proletariado, como en la cuestión cultural, es decir, la representación social de lo femenino, en el universo simbólico que caracteriza a lo femenino dentro de una sociedad cuyo patrón (que no matriz) es masculino.

La cultura es una síntesis única del espíritu subjetivo y del objetivo. De una cultura objetiva altamente desarrollada esta quizás excluida la gran masa de personalidades que hacen al caso.

Nuestra cultura, con la excepción de muy pocos ámbitos, es por entero masculina. Hombres han creado el arte y la industria, la ciencia y el comercio, el estado y la religión. Muchas realizaciones deficientes de los ámbitos más diversos son desclasadas como femeninas, y por el cual realizaciones sobresalientes de mujeres son alabadas como completamente masculinas.

En la medida en que las mujeres desearan pasar a las formas de vida y de realización de los hombres, se trataría para ellas de la participación personal en bienes culturales ya existentes, que hasta la fecha únicamente les han sido negados. Está en cuestión una cantidad de valores, no la creación de valores objetivamente nuevos.

La cultura objetiva aparece finalmente como la cultura en general y su desembocadura en los sujetos ya no aparece como su meta y sentido, sino como un asunto privado de éstos, auténticamente irrelevante.

Incluso hoy en día, los hombres consideran a la mujer como cosa. Hasta la división del trabajo ha sustraído del gobierno del hogar un gran número de tareas diferentes que antes eran satisfechas en su unidad, la actividad del ama de casa es una actividad más variada, menos fijada especializadamente, de lo que es cualquier profesión masculina.

En la línea psicológica de la misma mujer, su ser parece contener tantas posibilidades no realizadas, tantas promesas incumplidas, tantas energías potenciales encadenadas, que con su evolución hacia la actividad este ser llegaría por vez primera a su determinación, y sus valores y realizaciones se manifestaran por primera vez.

Pero si tiene que ser una cultura objetiva y si las mujeres tienen que avenirse a su forma, en tal caso sólo cabe esperar de las mujeres nuevos matices culturales y ampliaciones de fronteras cuando realizan algo que los hombres no pueden.

El asa: Georg Simmel

Dentro de nuestras riquezas culturales existen objetos que pasan desapercibidos por nuestros ojos y que parecen no tener gran importancia en nuestra vida cotidiana. Georg Simmel nos trae hasta nosotros un objeto que parece tan insignificante para nosotros pero que en su escrito nos representa como entes culturales, se trata ni más ni menos que del asa de una taza.

Por lo regular una taza es un recipiente resistente con una sola asa que se usa para tomar líquidos. Aunque en algunos países de Latinoamérica se le denomina jarro. La taza, como trozo de metal o de cualquier otro material, tangible, ponderable, inserto en el trasiego y las conexiones del medio circundante, la taza es un fragmento de la realidad.

El asa es el miembro con el cogemos el vaso, lo alzamos, lo inclinamos; podemos decir que por medio del asa se proyecta aquél expresivamente en la realidad, es decir, a las relaciones con lo exterior. Las asas no son meras excusas indiferentes a todo su valor artístico en su forma, como los elementos de encaje de un cuadro, en el caso de las pinturas de arte.

Podría decirse que el asa procede de poderes exteriores, que pertenece a un orden exterior de las cosas, destacando un significado que va más allá de la pura forma artística. El corte entre el vaso y el asa se acentúa con mayor fuerza en la forma de serpiente, lagarto o dragón que está última adopta a veces.

Simmel lo relaciona el asa de las tazas como los brazos del hombre, que habiendo surgido del mismo proceso homogéneo de organización que su tronco, constituyen al mismo tiempo el elemento de mediación de las relaciones del conjunto del ser con el mundo exterior. Así como el alma es la mano un instrumento, también el instrumento es para ella una mano.

La taza representa al alma de la cultura interiorizada, un lugar donde se percibe lo simbólico. Adentro de la taza representa el mundo real donde se objetiva la cultura interiorizada. El asa como elemento primordial del vaso es la conexión al mundo exterior donde se encuentran todas las prácticas y toda la materialización. Podemos decir entonces que la taza es una cultura determinada, donde cada taza (cultura) tiene su propia alma (cultura interiorizada), que interactúan entre sí por el asa. Entre cada taza (cultura) existe una conexión por medio del asa.

domingo, 27 de marzo de 2011

Cultura Femenina

La lucha por lograr el reconocimiento de la mujer como parte de la sociedad y como ser en acto, con capacidades y derechos iguales a los de los hombres, se ha intensificado. Y es que desde siempre se ha considerado a la mujer como la que debe desempeñar labores domesticas y como progenitora. Sus derechos y capacidades han estado excluidos. “La índole femenina es inadecuada para actuar en el mundo de puras cosas que la naturaleza diferencial del varón ha edificado” En el texto de Georg Simmel, “Cultura Femenina”, trata de encaminarnos a pensar en una nueva cultura y trata de equiparar los conceptos de lo "objetivo" con lo "masculino" y lo "subjetivo" con lo "femenino." En este sentido argumenta que “la unidad y la totalidad del ser subjetivo se consumen mediante la apropiación de valores, la moral religiosa y las configuraciones sociales.

En la sociedad, una verdad absoluta es que las mujeres en la actualidad han logrado el reconocimiento de las personas, se han adentrado en la industria, el comercio y en el área profesional. Hoy no ya no se piensa como antes que el Hombre ha creado el arte, la industria, la ciencia y el comercio, el estado y la religión. La división del trabajo de acuerdo al género colocó a las mujeres en actividades aisladas del contacto de la gente. Los hombres en cambio tienen la voz y voto dentro de la sociedad. Las diferencias entre ambos, no sólo son las prendas de vestir, ni la forma de actuar, el cuerpo quizá marque una pequeña diferencia. Lo que realmente es evidente la subordinación que las mujeres han tenido que vivir en la sociedad. Los derechos son en su mayoría desiguales. Culturalmente el hombre es un ser acto y la mujer es un ser en potencia. Toda esta concepción que se tiene del hombre y la mujer, tiene que ver con los inicios de la colonización y con factores no sólo culturales sino ideológicos. La cultura femenina es pues una forma de hacer que las mujeres, no igualen a los hombres, sino superen las actividades intelectuales y algunas físicas que están en sus posibilidades ejercerlas. La mujer al igual que el hombre, conforman un entorno social que se compone de cultura, actividades, conocimientos e ideologías.

La dimensión cultural de la vida social: Bolívar Echeverría

El concepto de cultura ha sido y sigue siendo tan complejo en su construcción a lo largo de la historia de la humanidad, al grado de mezclar elementos superficiales como el materialismo. El autor hace referencia histórica (sin poder dejas atrás el ciclo de los sistemas económicos y de producción que han regido a la sociedad a lo largo de la historia) donde el “status quo” influía en la definición de cultura en la sociedad feudalista y capitalista, donde la controversia entre burgueses y aristócratas se hacían ver. Las añejas sociedades de alto “abolengo” trataron de estandarizar el concepto de cultura, enfocándose simplemente a su contexto inmediato, ignorando o desconociendo la diversidad social que se había gestado desde el surgimiento de tribus en diferentes regiones geográficas del mundo.


Por ello, la redefinición del concepto cultura sigue siendo controversial, ya que el englobar tantas cosas que la conforman complica la creación y determinación de una definición concluyente y única para referirnos a ella. Desde luego, sin dejar atrás elementos claves que diferencian a las sociedades entre sí, como origen, evolución y desarrollo en la época contemporánea.


No podemos negar que la sociedad está en constante cambio, conceptos van y vienen, otros mueres y otros surgen o se combinan, dando la hibridación de elementos culturales donde la convergencia social tiene la ultima palabra.

La Dimensión Cultural de la vida Social (lección I)

Boliva Echeverría

El problema de la cultura ha resultado difícil para poder definir de modo general el resultado de tantas prácticas de la historia, y el transcurso de la modernidad.

Las cuestiones de comportamiento rigen el quehacer de cada persona no importa en que momento, constituyendo su naturaleza de creencia, y por lo tanto su cultura.


"La realidad cultural da muestras de pertenecer orgánicamente, en interioridad, a la vida práctica y pragmática de todos los días incluso allí donde su exclusión parecería ser requerida por la higiene funcional de los procesos de producción y consumo" (Echeverría)

No siempre es necesario continuar con las prácticas tal y como fueron fundadas, ya que todo proceso esta sujeto a cambio o transformación, debido a las adaptaciones que se hacen con la transición que surge en el pensamiento. La percepción de la realidad desde los "otros puntos de vista" y no solo de la verticalidad.


Los valores económicos y de uso son atribuibles para ser consideradas como la creación de la emanación del sujeto, con tal dependencia queda decir que estas relaciones hacen que los habitus como lo define Bourdeu sigan perteneciendo a toda la cultura en sí.

En la modernidad la conclusión no se ha delimitado, sin embargo el espíritu es identificar al ser humano como tal, como consecuencia de su ambiente y su historia.

"Las identidades nacionales son costrucciones históricas" (Canclini).

viernes, 25 de marzo de 2011

La hermenéutica en los estudios culturales

El texto de Giménez habla acerca de la metodología que se ha utilizado para abordar los estudios de la cultura. Por razones obvias los estudios de las culturas inician con la antropología. Clifford Geertz fue uno de los primeros en abordar una metodología y en tratar de definirla. La "descripción profunda" que propuso genera una descripción de las etnias como un observador ajeno, pero que sin embargo quiere dar a entender qué es exactamente el entramado que teje a la cultura.
Lo más interesante del texto de Gimenez es cuando retoma la propuesta de John B. Thompson, en el que el entramado cultural se tiene que analizar en un contexto exacto y tomando en cuenta los signos y la creación de estos. Con este tipo de abordaje de la cultura se hace una descripción profunda y se quita el lado romántico de las investigaciones. La cultura está viva y en constante evolución es por esto que se tiene que entender en su contexto. La cultura también tiene un nivel comunicativo en el que las relaciones para establecer los signos aceptados, se basan en estructuras sociales y negociaciones de poder. Una hermenéutica de los textos que integran la cultura pueden ayudar a comprender la manera en que creamos sentido y conformamos la sociedad.

jueves, 24 de marzo de 2011

Cultura Coherente o Incoherente


El capítulo 1 de Semelser hace revisiones sobre los conceptos de cultura que se han planteado desde diferentes disciplinas y a través del siglo XX. Menciona que existen evidencias que en ocasiones pueden paracer incoherentes para los investigadores pero que si miramos en el contexto preciso y tomando en cuenta diversos factores podremos encontrar la coherencia de la acción misma. Es por ello que afirma lo que hemos venido insistiendo en las sesiones anteriores, la definición de cultura por sí sola genera una gran ambigüedad.

Rescata la definición de Geertz en la que se alude a la definición de cultura más como un conjunto elementos que podremos encontrar o que tendremos que descubrir como elementos extraños a ella.

Considera que existe conflictos metodológcos que hay que tener en cuenta para no caer en la espiral de vaguedad y que finalmente no lleva a nada en concreto. Contrariamente la inclusión de todos las variables para la definición de cultura nos lleva al mismo conflicto que plantea la vaguedad porque al final es todo y nada.

Por lo que propone partir de un enfoque neutral que nos permita utilizar el concepto como un elemento que nos sirva y no como una definición que deba leerse al dedillo. Tomando en consideración que la transformación cultural debe ser entendida tomando en consideración a los sujetos que la conforman.

Los elementos que comunmente se han nombrado como determinantes para le definición de cultura (valores, ideologías, creencias, etc.), deben ser considerados como variables que podremos encontrar dependiendo de lo que estemos buscando.



Reseña Smelser

Dimensiones del concepto de cultura
El autor distingue dos concepciones históricas sobre la noción de cultura. Por un lado el tratamiento de la cultura en el pensamiento clásico era aquel de considerarla como una especie de idea, espíritu o fantasma que proveía de una base para la caracterización de la sociedad: avance, lo que la distingue y su integralidad. Tal manera de proceder implicaba el supuesto de que cada civilización poseía una cultura como unidad coherente (patrón). Normalmente, ésta adquiría un tono elitista puesto que se tomaba la "alta" cultura para describir aquella de una sociedad (exclusiva y elitista).
De hecho, la utilización de esta idea de cultura se encuentra ligada a la estratificación y dominación en algunas sociedades europeas.
La noción de cultura en antropología comenzó a redefinirse a finales del siglo xix, expandiéndose a más fenómenos y características humanas, a ser vista como indiferenciada de clase o cualquier otra diferenciación social (inclusiva y común a todos). No obstante, las realidades europeas de ciertas sociedades profundamente diferenciadas y diversificadas.
Ambas concepciones dieron lugar a dos preguntas fundamentales que han dado forma a los debates sobre cultura: ¿qué tan unificadas o coherentes son las culturas (integración de elementos)? y ¿en qué medida la población de una sociedad comparte o consensa acerca de, los valores y otros elementos culturales?. Puede así pensarse un cuadro de cuatro casillas que combine coherencia con consenso.
A principios del siglo XX Tylor no estuvo de acuerdo con la idea de coherencia ya que su definición de cultura incluía demasiados elementos. De igual manera, Durkheim en su teoría sobre la anomia sostenía que la sociedad no establecía límite alguno a los deseos individuales.
Otros sí concebían la cultura como "coherente", encontrando un principio de unidad cultural en los ingredientes que componen la cultura en cada uno de las etapas civilizatorias (principio de tipo materialista). Durkheim en otro trabajo coincide con esta visión de principio cultural unificado.
Una posición intermediaria es la de Benedict, quien afirma que cada cultura está permeada por "cierta idea dominante". En esta posición, la diferencia principal radica entre un tipo de cultura simple coherente (pequeños grupos indígenas) o las sociedades occidentales modernas que adolecen de integración.
Tal debate continúa hasta ahora, aunque no necesariamente en los mismos términos. Destaca la posición de Geerts sobre el sentido común y de Merelman quien sostiene que el grado de coherencia cultural es un elemento importante de la cultura americana, ya que explica mucho sobre su clase y vida política. Para él la cultura americana moderna está hecha de un tejido débilmente enlazado.
Otras dos cuestiones teóricas se relacionan en qué tan bien las culturas están reproducidas en el individuo y en la estructura social. En cuanto al individuo hay cierto consenso de que se manifiesta en el proceso de socialización (Durkheim, Freud). No obstante cada teórico ofrece una calificación a este concepto de internalización de la cultura, que reconocen incompleto (nunca se internaliza la cultura del todo). En cuanto a la institucionalización de la cultura en la estructura social existen también múltiples posiciones. Durkheim y la "conciencia colectiva" que permite a la gente comunicar entre sí, es un ingrediente de consenso. En la visión marxista también se puede encontrar esta idea, ya que la cultura burguesa tiende a convertirse en la cultura dominante, a través de "falsa conciencia" e instrumentos de control social. Una tendencia similar ocurre en la explicación de la escuela crítica neo-marxista. En el otro extremo se encuentran aquellos que piensan que la reproducción es muy imperfecta. Estas visiones de ausencia de consenso se pueden encontrar en los enfoques sobre "pluralismo cultural" y aquellos que sostienen la existencia de contraculturas.
Problemas metodológicos en la descripción y empleo del concepto de cultura
Los investigadores empíricos han descubierto patrones repetidos de creencias, costumbres, valores y rituales que persisten en el tiempo y explican tal persistencia, que podría designarse como coherencia cultural, de distintas maneras: en un enfoque "subjetivo" de la cultura, se puede explicar la coherencia cultural como una expresión de condiciones psicológicas; como producto y guía que proveerá una experiencia de sentido a la vida social; una manera de hacer consistentes las presiones estructurales; aquella que encuentra consistencia o coherencia en las tendencias lógicas o estéticas de la organización cultural (ver noción de paradigma de Kuhn); una expresión de dominación;
En conclusión, la preocupación histórica acerca del grado de coherencia e incoherencia cultural ha disminuido a medida que el pensamiento social sobre la cultura se ha impregnado de motivos como dominación, estrategia, uso, política y práctica.
En todo caso, para los diversos autores que estudian la cultura, ésta es un objeto de estudio cuya coherencia e incoherencia puede establecerse de manera empírica.
La presencia o ausencia de unidad cultural depende mucho del vocabulario y los presupuestos teóricos del investigador, en otras palabras, es un efecto del que interpreta, la manera en la que los mismos hechos son explicados que está ligada a cierta forma de explicar el mundo: su visión de la naturaleza humana, de la organización y control social.
Otros problemas metodológicos son las connotaciones ideológicas del término "cultura", su vaguedad, inclusividad, circularidad y su carácter global.

Culture: Coherent or Incoherent de Niel Smelser

Los objetivos del capítulo Culture: Coherent or Incoherent de Niel Smelser son examinar las dimensiones del concepto de cultura, enfocándose en la cuestión del grado de coherencia o incoherencia; identificar los problemas metodológicos en la descripción y el empleo del concepto de cultura; revisar algunas causas imputadas a la coherencia cultural; y sugerir algunas posibles soluciones a los problemas con la noción de cultura.

Bajo estos objetivos, el autor recupera las distintas formas en que ha sido entendido y empleado el concepto de cultura, en distintas posturas teóricas y autores, con la intención de obtener los universales conceptuales del término. En resumen tenemos que entre las distintas formas de entender la noción de cultura son: como una expresión de un proceso o condición psicológica, como un modo de simplificación y otorgación de sentido a la complejidad de la experiencia, como un reflejo de la presión estructural de la coherencia, como un modelo lógico-semántico y como una expresión de dominación. A cada una de las distintas dimensiones de la noción de cultura hay toda una tradición académica que la reproduce, así como autores que han dejado su forma de pensamiento para la posteridad.

Sin embargo, Smelser critica las connotaciones que se le ha dado al concepto de cultura, argumentando básicamente que todas ellas están fundadas en falacias. Mismas que a lo largo del texto demuestra. Para empezar, las distintas posturas en torno a la concepción de cultura se concentran en lo que el autor denomina la coherencia o incoherencia interna en los componentes de la cultura. Esto se refiere a, por un lado, la integridad e integración de los elementos culturales, y, por el otro, al grado de características compartidas por un grupo. Ante esto, el autor sostiene que un sistema cultural puede estar correctamente organizado y ser coherente, sea o no compartidos todos los elementos culturales por el grupo. Al mismo tiempo, el sistema cultural puede ser vago o incoherente, pero no por eso deja de serlo.

Si bien Smelser comparte la noción de que la cultura son patrones, esquemas, modelos, individuales y sociales, que dan sentido, coherencia y organización a las sociedades, el autor proporciona una noción de cultura un poco más específica: cultura es un concepto científico-social. En este sentido, en primer lugar, el concepto de cultura es un constructo acerca de una sociedad o grupo en estudio para dar sentido a los atributos empíricos que lo conforman. Se trata de un proceso analítico que busca explicar las distintas operaciones empíricas de las sociedades. En segundo lugar, la coherencia o incoherencia de los sistemas culturales depende del marco analítico con el que sea descrito. La descripción de un sistema cultural será adecuada o no en relación al nivel conceptual de la episteme al momento del análisis. Por último, la cultura puede ser desfragmentada en partes más discretas: valores, creencias, ideologías, preferencias. Pero no pueden ser tratadas como un todo cultural.