lunes, 28 de marzo de 2011

Cultura Femenina:Georg Simmel


George Simmel es el único autor que reflexiona de forma expresada sobre la mujer. Su reflexión no se va a centrar tanto en la cuestión social, es decir, en el análisis del movimiento social femenino burgués o en el movimiento social femenino proletariado, como en la cuestión cultural, es decir, la representación social de lo femenino, en el universo simbólico que caracteriza a lo femenino dentro de una sociedad cuyo patrón (que no matriz) es masculino.

La cultura es una síntesis única del espíritu subjetivo y del objetivo. De una cultura objetiva altamente desarrollada esta quizás excluida la gran masa de personalidades que hacen al caso.

Nuestra cultura, con la excepción de muy pocos ámbitos, es por entero masculina. Hombres han creado el arte y la industria, la ciencia y el comercio, el estado y la religión. Muchas realizaciones deficientes de los ámbitos más diversos son desclasadas como femeninas, y por el cual realizaciones sobresalientes de mujeres son alabadas como completamente masculinas.

En la medida en que las mujeres desearan pasar a las formas de vida y de realización de los hombres, se trataría para ellas de la participación personal en bienes culturales ya existentes, que hasta la fecha únicamente les han sido negados. Está en cuestión una cantidad de valores, no la creación de valores objetivamente nuevos.

La cultura objetiva aparece finalmente como la cultura en general y su desembocadura en los sujetos ya no aparece como su meta y sentido, sino como un asunto privado de éstos, auténticamente irrelevante.

Incluso hoy en día, los hombres consideran a la mujer como cosa. Hasta la división del trabajo ha sustraído del gobierno del hogar un gran número de tareas diferentes que antes eran satisfechas en su unidad, la actividad del ama de casa es una actividad más variada, menos fijada especializadamente, de lo que es cualquier profesión masculina.

En la línea psicológica de la misma mujer, su ser parece contener tantas posibilidades no realizadas, tantas promesas incumplidas, tantas energías potenciales encadenadas, que con su evolución hacia la actividad este ser llegaría por vez primera a su determinación, y sus valores y realizaciones se manifestaran por primera vez.

Pero si tiene que ser una cultura objetiva y si las mujeres tienen que avenirse a su forma, en tal caso sólo cabe esperar de las mujeres nuevos matices culturales y ampliaciones de fronteras cuando realizan algo que los hombres no pueden.

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