jueves, 17 de marzo de 2011

Reporte Bonfil Batalla

Reporte de lectura

Capítulo I y III. La investigación sobre el pluralismo cultural en América Latina, Los conceptos de diferencia y subordinación en el estudio de las culturas populares.

Guillermo Bonfil Batalla.

Alumna: Yael Carlota Dansac Rivera

Materia: Teorías de la Cultura

Profesor: Dr. Rodolfo Morán Quiroz

Maestría en Ciencias Sociales, Universidad de Guadalajara.

Para comenzar discutiré aquí el capítulo I, el cual trata sobre el pluralismo cultural en América Latina, el cual según el autor esta evidenciado por la rotunda diversidad de los pueblos que la integran. Este pluralismo no es el resultado de un proceso contemporáneo, es anterior a la conquista española y se puede rastrear en la multitud de pueblos y lenguas que encontraron los conquistadores ibéricos al llegar a estas tierras. A pesar de que únicamente Cuzco y Tenochtitlán fueran mencionadas por ser los centros urbanos más desarrollados del continente americano, cada vez más exploraciones arqueológicas comprueban el pluralismo que existía en esta parte del mundo (recuérdense los distintos barrios encontrados en Teotihuacán, la ciudad prehispánica más pluri-cultural de la América prehispánica, donde distintas culturas como la maya, oaxaqueña, zapoteca, chichimeca etc.. convivían en el mismo espacio.)

Este pluralismo sobrevivió a la conquista y a pesar de la integración posterior de diversos pueblos bajo el nombre de naciones independientes, siguió existiendo en un sustrato un poco invisible ante los ojos de quienes querían que los estados latinoamericanos estuvieran unificados bajo un mimo nombre, emblema y pasado.

Aparte de las diferencias étnicas actuales que tienen los países latinoamericanos, podemos destacar la población, el territorio, los contextos, las actividades de subsistencia, el desarrollo histórico y la conformación actual. Como menciona el autor, las historias particulares de cada país latinoamericano han producido modelos diferentes de culturas nacionales, las cuales se han adoptado o rechazado por distintas naciones, resultando algunas de ellas en naciones mestizas o naciones que rechazan el mestizaje.

En los estudios sobre pluralismo cultural los campesinos han llamado mucho la atención como objeto de estudio, por tratarse muchas veces de poblaciones con marcados rasgos indígenas (morfológicos y culturales), pero en dichos estudios las dimensiones económicas fueron las predominantemente estudiadas. A pesar de ello, las sociedades campesinas siempre se han tratado de explicar con respecto a su contraparte, la sociedad urbana, resaltando los contextos en los cuales habitan cada una de ellas, las carencias e infraestructura que permean sus realidades cotidianas así como el aislamiento que tiene una de la otra, sin enfocarse en estudiarlas por sus implicaciones como fenómeno.

Regresando al tema del pluralismo en general, el autor opina que este no se encuentra explicado solo por la desigualdad y la estratificación social de los individuos, otros factores deben tomarse en cuenta. Por ejemplo el autor critica los siguientes aspectos: las políticas indigenistas que solo toman en cuenta las diferencias diametrales entre las culturas en base a su desarrollo económica, suelen tener como objetivos la integración de dichas culturas arcaicas al modelo nacional de desarrollo que busca la modernidad, aunque esto ha sido altamente criticado aún continúa existiendo. Además de ello se encuentran las políticas culturales que deberían salir de la promoción y difusión de las actividades artísticas consideradas cultas, para servir como puente de diálogo entre las distintas culturas que existen dentro de las regiones de cada nación.

En el capítulo III el autor menciona la discusión sobre el término cultura popular y lo que ello implica para los estudios de este tema. La cultura popular se ha entendido como aquella del pueblo, donde existen culturas dominantes y otras llamadas subalternas. La primera es del pueblo, es generalizante y fue ampliamente aceptada para el gremio antropológico como una solución ante aquella cultura entendida como tradicional, vox populi.

El problema es que dentro de esas culturas hay muchas otras manifestaciones que solamente pueden retenerse en un tiempo u espacio específico, pero no les son prestadas las mismas atenciones por deberse de minorías culturales.

Para el autor las culturas populares no son subculturas, sino culturas diferentes ya que no caben en la propuesta de continuidad de la cultura nacional.

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