viernes, 25 de febrero de 2011

Thomas S. Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas.

Thomas S. Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas.

Juan M. Fernández Chico.

Maestría en Ciencias Sociales.

UDG.

Cuando Thomas Kuhn se enfrentó de nuevo a Aristóteles, no en con la intención de mapear la historia de la física, sino a encontrar sus aportaciones a ella, tuvo un terrible encuentro. Escribe que primero pensó que Aristóteles era un pésimo físico, y que incluso sus anotaciones podían ser tildadas de ridículas. Pero había algo que no cuadraba en Kuhn. Aristóteles había sido indispensable para el desarrollo de la ciencia, había aportado en otras áreas las bases de lo que sería la ciencia actual. ¿Por qué en la física no sería igual? Además, ¿cómo explicar que la historia de la física se conectara con él si sus propuestas habían sido tan pobres y tan fuera de la realidad?

Entonces fue cuando Kuhn se encontró con ese hilo argumentativo que desarrolla en su libro de las revoluciones científicas: Aristóteles estaba situado en otro contexto, en otro marco de pensamiento en donde las cosas tenían referencia en otras definiciones. Kuhn quería conocer a Aristóteles desde un pensamiento newtoniano, es decir, desde otra forma de pensamiento, que finalmente llamó paradigma. Sin la noción de paradigma, Kuhn jamás habría entendido a Aristóteles, y la ciencia seguiría pensando en que el conocimiento es un proceso de evolución progresiva (como lo formulaba Koyré), en donde, conforme va resolviendo anomalías, va avanzando hacia el objetivo de la verdad. Kuhn dilucidó que Aristóteles hacía referencia a conceptos diferentes, con definiciones diferentes, tratando de resolver problemas que le eran ajenos a la física newtoniana. Si el paradigma es diferente, no sólo las respuestas serán diferentes (Newton y Aristóteles llegaron a respuestas diferentes a problemas similares), sino que la pregunta también lo será.

Para el modelo de ptolomeo sobre el orden del universo, las preguntas que intentaba responder se lograban gracias a ese sistema, por lo que no era necesario otro. ¿Pero qué pasa cuando las preguntas cambiaban, cuando ya no se quería saber sólo el orden de las estrellas, sino explicar los cambios de la luna, las estaciones del año, el movimiento de pequeños satélites alrededor de otros planetas? El paradigma ya no era suficiente, ya no podía satisfacer con sus explicaciones las dudas que ahora surgían.

Kuhn bordeó de manera poco profunda a las ciencias sociales, por eso autores como Renato Ortiz escribe que los paradigmas no aplican a los cambios y dinámicas de la sociedad. Pero Kuhn tiene un punto a su favor, y es que para él la ciencia no está en un proceso de volverse mejor, sino de contestar preguntas que surgen en su debido momento, cosa que resume bastante bien lo que hacen la mayoría de los científicos sociales, y que los diferencia de los otros que también han intentado resolver lo mismo.

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