viernes, 18 de febrero de 2011

LO PROPIO Y LO EXTRAÑO, de Guillermo Bonfil

Signos necesarios para apropiarse de la cultura "Gangsta"


En el texto de Bonfil, se establecen distintas definiciones para entender la relación entre la sociedad y cultura. El autor toma elementos de la teoría marxista en la que la sociedad funciona mediante relaciones asimétricas de poder de dominantes/subordinados. El control cultural es la capacidad de decisión sobre elementos culturales. Para el autor el control cultural no es ni absoluto, ni abstracto sino histórico.
Los elementos culturales son los recursos que una cultura pone en juego para formular y realizar un propósito social (los materiales, la organización, los conocimientos, los simbólico y lo emotivo).
Bonfil clasifica a las culturas en cuatro clasificaciones:
Cultura autónoma: la que posee capacidad de decisión sobre sus propios elementos culturales.
Cultura impuesta:  ni los elementos culturales, ni las decisiones son del grupo social
Cultura apropiada: los elementos culturales son ajenos, pero el grupo decide usarlos y decidir sobre ellos.
Cultura enajenada: la decisión sobre los elementos culturales es expropiada.

La cultura propia se define por una relación en la cultura autónoma y la cultura apropiada. La cultura autónoma es la base de la creación de los pueblos, es la expresión original.

El control que se ejerce sobre los pueblos o sobre la cultura puede ser parcial, directo o indirecto. Los métodos por los que se ejercen el control tiene que ver en una sociedad capitalista con la división que representa tener los medios de producción. Además del contros de los medios se puede inferir que existe un poder simbólico que es justamente el que controla a la cultura. Michel Foucault fue uno de los que habló sobre las manera en que ejerce el poder por medio de una dominación que establece lo prohibido y lo permitido, ampliando el campo de dominación de lo económico a lo discursivo.

Si utilizamos los conceptos de Bonfil en un contexto mexicano, podemos decir que la somos una cultura creada a partir de una parte autónoma y una impuesta. Lo preocupante es que cada vez somos más una cultura enajenada que se cree autónoma y sobre todo una cultura dominada y controlada. La capacidad creadora del que habla el autor al final tiene que ser en cierto sentido una capacidad destructiva de los modelos hegémonicos de poder, de otra forma se convierte en un mero ejercicio de apropiación sin sentido o de enajenación de la cultura.

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