martes, 15 de febrero de 2011

La cola del Dragón



Ahora un comentario sobre el escrito de David Coronado, sobre la función de la cultura en la sociedad actual. De la variedad de opciones que día a día se nos presentan, que hace difícil saber qué elementos de la cultura son propios. Estamos ante un panorama de global ante lo local. Preferimos ver a artistas de otros países que rescatar lo nuestro. Los consumos culturales se convierten en consumos personales y personalizados.
Gran parte de este problema ha sido la incapacidad de algunos funcionarios de no ejercer bien su papel como promotores de espacios culturales y también de nosotros como sociedad que nos hace falta un bagaje cultural.
Hay que tomar en cuenta que la cultura es parte de socialización, pero también hay una educación formal, como las escuelas, donde nos dicen que hacer y que no hacer.
Podemos retomar algo de Bourdieu en este comentario. Vivimos en un campo, un campo cultural donde los actores ya están, lo quieran o no, y es ahí donde comienza la lucha por la supervivencia.
En Guadalajara actualmente se consume lo que antes no existía; el problema ahora es el criterio para medir lo que puede aceptado o no. Eventos que en otro momento eran viables, ahora se han venido convirtiendo en cotidianos.
Es por ello que la autocreación y desenvolvimiento del espíritu humano se ven avasallados y para poder sobrevivir se entremezclan con éstos, dando origen a nuevas formas y figuras híbridas, caprichosas y contradictorias.
Ahora para combatir ante esta inmensa cola de dragón nos queda la resistencia. Luchar dentro de este cambo para rescatar aquellas cosas que se han perdido y que algunas cosas aun no sabemos que existen pero que ahí están con la esperanza que algún día sean extraídas de la cola de dragón.
El símbolo de las ciudades modernas no es la moneda sino el ruido; el ruido es suficiente para sentirse acompañado y tranquilo.
Enrique Gallegos, Malestar.

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