Dimensiones del concepto de cultura
El autor distingue dos concepciones históricas sobre la noción de cultura. Por un lado el tratamiento de la cultura en el pensamiento clásico era aquel de considerarla como una especie de idea, espíritu o fantasma que proveía de una base para la caracterización de la sociedad: avance, lo que la distingue y su integralidad. Tal manera de proceder implicaba el supuesto de que cada civilización poseía una cultura como unidad coherente (patrón). Normalmente, ésta adquiría un tono elitista puesto que se tomaba la "alta" cultura para describir aquella de una sociedad (exclusiva y elitista).
De hecho, la utilización de esta idea de cultura se encuentra ligada a la estratificación y dominación en algunas sociedades europeas.
La noción de cultura en antropología comenzó a redefinirse a finales del siglo xix, expandiéndose a más fenómenos y características humanas, a ser vista como indiferenciada de clase o cualquier otra diferenciación social (inclusiva y común a todos). No obstante, las realidades europeas de ciertas sociedades profundamente diferenciadas y diversificadas.
Ambas concepciones dieron lugar a dos preguntas fundamentales que han dado forma a los debates sobre cultura: ¿qué tan unificadas o coherentes son las culturas (integración de elementos)? y ¿en qué medida la población de una sociedad comparte o consensa acerca de, los valores y otros elementos culturales?. Puede así pensarse un cuadro de cuatro casillas que combine coherencia con consenso.
A principios del siglo XX Tylor no estuvo de acuerdo con la idea de coherencia ya que su definición de cultura incluía demasiados elementos. De igual manera, Durkheim en su teoría sobre la anomia sostenía que la sociedad no establecía límite alguno a los deseos individuales.
Otros sí concebían la cultura como "coherente", encontrando un principio de unidad cultural en los ingredientes que componen la cultura en cada uno de las etapas civilizatorias (principio de tipo materialista). Durkheim en otro trabajo coincide con esta visión de principio cultural unificado.
Una posición intermediaria es la de Benedict, quien afirma que cada cultura está permeada por "cierta idea dominante". En esta posición, la diferencia principal radica entre un tipo de cultura simple coherente (pequeños grupos indígenas) o las sociedades occidentales modernas que adolecen de integración.
Tal debate continúa hasta ahora, aunque no necesariamente en los mismos términos. Destaca la posición de Geerts sobre el sentido común y de Merelman quien sostiene que el grado de coherencia cultural es un elemento importante de la cultura americana, ya que explica mucho sobre su clase y vida política. Para él la cultura americana moderna está hecha de un tejido débilmente enlazado.
Otras dos cuestiones teóricas se relacionan en qué tan bien las culturas están reproducidas en el individuo y en la estructura social. En cuanto al individuo hay cierto consenso de que se manifiesta en el proceso de socialización (Durkheim, Freud). No obstante cada teórico ofrece una calificación a este concepto de internalización de la cultura, que reconocen incompleto (nunca se internaliza la cultura del todo). En cuanto a la institucionalización de la cultura en la estructura social existen también múltiples posiciones. Durkheim y la "conciencia colectiva" que permite a la gente comunicar entre sí, es un ingrediente de consenso. En la visión marxista también se puede encontrar esta idea, ya que la cultura burguesa tiende a convertirse en la cultura dominante, a través de "falsa conciencia" e instrumentos de control social. Una tendencia similar ocurre en la explicación de la escuela crítica neo-marxista. En el otro extremo se encuentran aquellos que piensan que la reproducción es muy imperfecta. Estas visiones de ausencia de consenso se pueden encontrar en los enfoques sobre "pluralismo cultural" y aquellos que sostienen la existencia de contraculturas.
Problemas metodológicos en la descripción y empleo del concepto de cultura
Los investigadores empíricos han descubierto patrones repetidos de creencias, costumbres, valores y rituales que persisten en el tiempo y explican tal persistencia, que podría designarse como coherencia cultural, de distintas maneras: en un enfoque "subjetivo" de la cultura, se puede explicar la coherencia cultural como una expresión de condiciones psicológicas; como producto y guía que proveerá una experiencia de sentido a la vida social; una manera de hacer consistentes las presiones estructurales; aquella que encuentra consistencia o coherencia en las tendencias lógicas o estéticas de la organización cultural (ver noción de paradigma de Kuhn); una expresión de dominación;
En conclusión, la preocupación histórica acerca del grado de coherencia e incoherencia cultural ha disminuido a medida que el pensamiento social sobre la cultura se ha impregnado de motivos como dominación, estrategia, uso, política y práctica.
En todo caso, para los diversos autores que estudian la cultura, ésta es un objeto de estudio cuya coherencia e incoherencia puede establecerse de manera empírica.
La presencia o ausencia de unidad cultural depende mucho del vocabulario y los presupuestos teóricos del investigador, en otras palabras, es un efecto del que interpreta, la manera en la que los mismos hechos son explicados que está ligada a cierta forma de explicar el mundo: su visión de la naturaleza humana, de la organización y control social.
Otros problemas metodológicos son las connotaciones ideológicas del término "cultura", su vaguedad, inclusividad, circularidad y su carácter global.
El autor distingue dos concepciones históricas sobre la noción de cultura. Por un lado el tratamiento de la cultura en el pensamiento clásico era aquel de considerarla como una especie de idea, espíritu o fantasma que proveía de una base para la caracterización de la sociedad: avance, lo que la distingue y su integralidad. Tal manera de proceder implicaba el supuesto de que cada civilización poseía una cultura como unidad coherente (patrón). Normalmente, ésta adquiría un tono elitista puesto que se tomaba la "alta" cultura para describir aquella de una sociedad (exclusiva y elitista).
De hecho, la utilización de esta idea de cultura se encuentra ligada a la estratificación y dominación en algunas sociedades europeas.
La noción de cultura en antropología comenzó a redefinirse a finales del siglo xix, expandiéndose a más fenómenos y características humanas, a ser vista como indiferenciada de clase o cualquier otra diferenciación social (inclusiva y común a todos). No obstante, las realidades europeas de ciertas sociedades profundamente diferenciadas y diversificadas.
Ambas concepciones dieron lugar a dos preguntas fundamentales que han dado forma a los debates sobre cultura: ¿qué tan unificadas o coherentes son las culturas (integración de elementos)? y ¿en qué medida la población de una sociedad comparte o consensa acerca de, los valores y otros elementos culturales?. Puede así pensarse un cuadro de cuatro casillas que combine coherencia con consenso.
A principios del siglo XX Tylor no estuvo de acuerdo con la idea de coherencia ya que su definición de cultura incluía demasiados elementos. De igual manera, Durkheim en su teoría sobre la anomia sostenía que la sociedad no establecía límite alguno a los deseos individuales.
Otros sí concebían la cultura como "coherente", encontrando un principio de unidad cultural en los ingredientes que componen la cultura en cada uno de las etapas civilizatorias (principio de tipo materialista). Durkheim en otro trabajo coincide con esta visión de principio cultural unificado.
Una posición intermediaria es la de Benedict, quien afirma que cada cultura está permeada por "cierta idea dominante". En esta posición, la diferencia principal radica entre un tipo de cultura simple coherente (pequeños grupos indígenas) o las sociedades occidentales modernas que adolecen de integración.
Tal debate continúa hasta ahora, aunque no necesariamente en los mismos términos. Destaca la posición de Geerts sobre el sentido común y de Merelman quien sostiene que el grado de coherencia cultural es un elemento importante de la cultura americana, ya que explica mucho sobre su clase y vida política. Para él la cultura americana moderna está hecha de un tejido débilmente enlazado.
Otras dos cuestiones teóricas se relacionan en qué tan bien las culturas están reproducidas en el individuo y en la estructura social. En cuanto al individuo hay cierto consenso de que se manifiesta en el proceso de socialización (Durkheim, Freud). No obstante cada teórico ofrece una calificación a este concepto de internalización de la cultura, que reconocen incompleto (nunca se internaliza la cultura del todo). En cuanto a la institucionalización de la cultura en la estructura social existen también múltiples posiciones. Durkheim y la "conciencia colectiva" que permite a la gente comunicar entre sí, es un ingrediente de consenso. En la visión marxista también se puede encontrar esta idea, ya que la cultura burguesa tiende a convertirse en la cultura dominante, a través de "falsa conciencia" e instrumentos de control social. Una tendencia similar ocurre en la explicación de la escuela crítica neo-marxista. En el otro extremo se encuentran aquellos que piensan que la reproducción es muy imperfecta. Estas visiones de ausencia de consenso se pueden encontrar en los enfoques sobre "pluralismo cultural" y aquellos que sostienen la existencia de contraculturas.
Problemas metodológicos en la descripción y empleo del concepto de cultura
Los investigadores empíricos han descubierto patrones repetidos de creencias, costumbres, valores y rituales que persisten en el tiempo y explican tal persistencia, que podría designarse como coherencia cultural, de distintas maneras: en un enfoque "subjetivo" de la cultura, se puede explicar la coherencia cultural como una expresión de condiciones psicológicas; como producto y guía que proveerá una experiencia de sentido a la vida social; una manera de hacer consistentes las presiones estructurales; aquella que encuentra consistencia o coherencia en las tendencias lógicas o estéticas de la organización cultural (ver noción de paradigma de Kuhn); una expresión de dominación;
En conclusión, la preocupación histórica acerca del grado de coherencia e incoherencia cultural ha disminuido a medida que el pensamiento social sobre la cultura se ha impregnado de motivos como dominación, estrategia, uso, política y práctica.
En todo caso, para los diversos autores que estudian la cultura, ésta es un objeto de estudio cuya coherencia e incoherencia puede establecerse de manera empírica.
La presencia o ausencia de unidad cultural depende mucho del vocabulario y los presupuestos teóricos del investigador, en otras palabras, es un efecto del que interpreta, la manera en la que los mismos hechos son explicados que está ligada a cierta forma de explicar el mundo: su visión de la naturaleza humana, de la organización y control social.
Otros problemas metodológicos son las connotaciones ideológicas del término "cultura", su vaguedad, inclusividad, circularidad y su carácter global.
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