Gilberto Giménez en el texto nos presenta un mapa general sobre la concepción simbólica de la cultura, nos dice que la cultura atraviesa por tres fases sucesivas: la fase concreta, abstracta y simbólica. En la fase concreta nos dice que la cultura es el conjunto de costumbres que caracterizan e identifican a un pueblo. En la fase abstracta se desplaza a las costumbres por modelos de comportamiento y el concepto de la cultura se restringe circunscribiéndose a los sistemas de valores y a los modelos que son propios de las personas que pertenecen a un mismo grupo social, es decir, la cultura se define ahora en términos de modelos, pautas, parámetros o esquemas de comportamiento. En la fase simbólica la cultura se define como estructuras de significación socialmente establecidas, y se enfoca directamente a la interpretación de los elementos sociales que constituyen a las redes de la cultura; es una interpretación de interpretaciones.
Si se estudia a la cultura como un proceso simbólico con metanálisis en su estructura, podemos observar según Giménez que en ese nivel se contrapone a la naturaleza y a la no cultura. La concepción simbólica de la cultura o semiótica de la cultura, podría definirse como el conjunto de hechos simbólicos presentes en una sociedad o como el autor lo dice directamente “la organización social del sentido” haciendo alusión a la idea de J. B. Thompson que nos dice que son “pautas de significados históricamente transmitidos y encarnados en formas simbólicas, en virtud de los cuales los individuos se comunican entre sí y comparten sus experiencias, concepciones y creencias.” Por lo tanto un enfoque semiótico de la cultura siembra en nosotros la idea que existe un complejo sistema de signos que organizan, modelan y confieren sentido a la totalidad de las prácticas sociales sin olvidar su contextualización histórico-social.
En la concepción simbólica de la cultura Gimenez nos plantea que lo verdaderamente simbólico de las relaciones sociales son las “representaciones sociales materializadas en formas sensibles también llamadas formas simbólicas. En consecuencia lo simbólico recubre al vasto conjunto de los procesos sociales de significación y comunicación que según el autor se puede desglosar en tres grandes problemáticas: códigos sociales, producción del sentido y de interpretación y reconocimiento.
La cultura tiene formas simbólicas y estructuras mentales interiorizadas, mediante las cuales tenemos los elementos objetivados de la cultura y las practicas cotidianas de los individuos que abarcan a los rituales religiosos y artísticos. Por lo tanto la cultura existe y opera a través de experiencias sociales y estilos de vida de los actores en interacción. Pero las representaciones socialmente compartidas, los esquemas cognitivos, las ideologías, las mentalidades, las actitudes, las creencias y el stock de conocimientos propios de un grupo determinado.
Las representaciones sociales son construcciones socio-cognitivas propias del pensamiento ingenuo o del sentido común, que pueden definirse como “conjunto de informaciones, creencias, opiniones y actitudes a propósito de un objeto determinado.” Son entonces una forma de conocimiento socialmente elaborado y compartido, que tiene una intencionalidad práctica y contribuye a la construcción de una realidad común a un conjunto social. Así que podemos decir que no existe una realidad concreta ya dada, toda la realidad es sujeto de modificaciones según la perspectiva que se adopte en su observación y una observación que se hace de algo no es pasiva, porque permite la construcción y adición de nuevos elementos para tejer la realidad.
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