Ahora Gilberto Giménez nos da un pequeño paseo, sin profundizar muchos sobre lo que ha pasado y lo que sucede en nuestro país en materia de investigación cultural. El descubrimiento de las obras de Antonio Gramsci en los años sesenta fueron un parte aguas en nuestro país y el nacimiento de un impulsor de los estudios culturales: Alberto M. Cirese. Hay que tomar en cuenta que inicialmente el terreno más cultivado y frecuentada por la investigación cultural en nuestro país haya sido el de las culturas populares. No se puede hablar de cultura popular en México sin mencionar la vasta obra de Carlos Monsiváis, quien puede ser considerado con toda justicia como testigo y cronista privilegiado de las más variadas manifestaciones de la vida cotidiana y festiva de los estratos populares principalmente urbanos. En México se ha estudiado muchísimo las culturas tradicionales bajo dos figuras principalmente: las culturas étnicas y las culturas campesinas. Hoy día contamos con una muy buena sistematización de los ciclos de fiestas populares (patronales, carnavalescos, etcétera) en todo el país, con excelentes estudios sobre las danzas populares, sobre danzas de conquista, sobre artesanías y artes populares, sobre cultura obrera, sobre creencias populares en comunidades pueblerinas, sobre el discurso popular, sobre religión popular y religión de los santuarios, sobre las sectas como nuevas formas de religión popular, sobre cultura urbana barrial y chavos banda; y en fin, con significativos avances en el estudio del cancionero popular, que entre otras cosas han contribuido al redescubrimiento del corrido y a su reinterpretación histórico-sociológica. El hecho de que algunos investigadores interesados en la problemática cultural también fueron comunicólogos, hizo que se desarrollara una serie de importantes investigaciones sobre la televisión que, como sabemos, constituye un factor determinante de la llamada “cultura de masas” en México. Néstor García Canclini se ha esforzado últimamente por orientar la atención de los investigadores y estudiosos de la cultura hacia los posibles efectos culturales de la globalización económica en México y en América Latina. Pero quienes no se están poniendo la pila son el estado y las empresas que cada vez más abandonan cada vez más los discursos humanistas e idealistas sobre la ciencia. Actualmente no se invierte en científicos, técnicos e instituciones científicas para saber la verdad, sino para acrecentar el poder, que es lo más triste. Aunque a veces salen recursos para llevar a cabo investigaciones en el ámbito cultural pero ha faltado la motivación a estudiantes, académicos y a investigadores salirse de lo común. Como dice Giménez “ En México se ha trabajado mucho, como queda dicho, en materia de historia del arte, pero simplemente no existe ni se cultiva una sociología del arte o del gusto estético que nos recuerde al gran Bourdieu”.
lunes, 7 de marzo de 2011
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