En esta sesión se intentó aterrizar un poco más la definición de Cultura a contextos específicos más concretos, por lo que los capítulos I y III de Guillermo Bonfil Batalla intentan hacer aproximaciones a situaciones más cotidianas en las que, a veces, nos encontramos inmersos sin darnos cuenta. El recorrido histórico por las tendencias para analizar la cultura desde América Latina nos muestra un panorama muy enriquecedor, pero advierte el autor los factores que deben ser tomado en cuentan al momento de intentar entender la dimensiones culturales de esos países, factores como la geografía de las región, la colonización, las migraciones subsecuentes y las poblaciones existentes son elementos claves en la conformación de dichas naciones.
El capítulo II, ampliamente difundido, gracias a la aportación de un esquema que permitiría ubicar cual ha sido nuestra composición cultural, a través de cuatro variables, elementos culturales propios, elementos culturales ajenos, decisiones propias y decisiones ajenas. Este cruce de contingencia, el cual nos da como resultado cuatro categorías: Cultura impuesta, apropiada, autónoma y enajenada, las cuales son definidas sintéticamente.
En el capítulo III son analizados los conceptos de diferencia y subordinación como elementos centrales en la discusión sobre lo que debe entenderse por cultura y lo que no. Realiza una crítica fuerte a las instituciones nacionales por construir categorías que no han entendido en su totalidad y pone como ejemplo a la SEP hacia finales de los 70’s y principios de los 80’s con la creación del Museo de las culturas populares. Advierte que éstas tienen como eje una matriz cultural y que las nuevas manifestaciones podrían ser clasificadas como subculturas, pero no como culturas independientes, e invita a los investigadores antropólogos a realizar una revisión de sus supuestos teóricos cuando hablan de cultura. Sin embargo habría que preguntarle al autor cual es su definición de matriz cultural, así como si podría decirnos cual es la matriz cultural de los mexicanos, para saber a qué se refiere específicamente.
La lectura del capítulo XV de Giménez vuelve un poco sobre cuál ha sido el desarrollo de la teoría(s) de la cultura así como de los grandes ejes de investigación en nuestro país, cuál ha sido el aporte desde otras disciplina, así por ejemplo, reconocer a personajes como Octavio Paz desde la filosofía ó Carlos Monsiváis desde la literatura contemporánea. Pero vuelve sobre el punto de partida, aún considera que falta mucho camino por recorrer desde el campo de la antropología, considera que los aparatos institucionales existentes no tienen un eje bien definido sobre cuál es el rumbo a seguir, la burocratización de instituciones como CONACYT, encargada de promover la investigación en nuestro país, ó CONACULTA, que tiene a cargo a personajes que más que cumplir funciones propias de la investigación y desarrollo de la disciplina, se limitar a realización funciones de gestión cultural.
El capítulo II, ampliamente difundido, gracias a la aportación de un esquema que permitiría ubicar cual ha sido nuestra composición cultural, a través de cuatro variables, elementos culturales propios, elementos culturales ajenos, decisiones propias y decisiones ajenas. Este cruce de contingencia, el cual nos da como resultado cuatro categorías: Cultura impuesta, apropiada, autónoma y enajenada, las cuales son definidas sintéticamente.
En el capítulo III son analizados los conceptos de diferencia y subordinación como elementos centrales en la discusión sobre lo que debe entenderse por cultura y lo que no. Realiza una crítica fuerte a las instituciones nacionales por construir categorías que no han entendido en su totalidad y pone como ejemplo a la SEP hacia finales de los 70’s y principios de los 80’s con la creación del Museo de las culturas populares. Advierte que éstas tienen como eje una matriz cultural y que las nuevas manifestaciones podrían ser clasificadas como subculturas, pero no como culturas independientes, e invita a los investigadores antropólogos a realizar una revisión de sus supuestos teóricos cuando hablan de cultura. Sin embargo habría que preguntarle al autor cual es su definición de matriz cultural, así como si podría decirnos cual es la matriz cultural de los mexicanos, para saber a qué se refiere específicamente.
La lectura del capítulo XV de Giménez vuelve un poco sobre cuál ha sido el desarrollo de la teoría(s) de la cultura así como de los grandes ejes de investigación en nuestro país, cuál ha sido el aporte desde otras disciplina, así por ejemplo, reconocer a personajes como Octavio Paz desde la filosofía ó Carlos Monsiváis desde la literatura contemporánea. Pero vuelve sobre el punto de partida, aún considera que falta mucho camino por recorrer desde el campo de la antropología, considera que los aparatos institucionales existentes no tienen un eje bien definido sobre cuál es el rumbo a seguir, la burocratización de instituciones como CONACYT, encargada de promover la investigación en nuestro país, ó CONACULTA, que tiene a cargo a personajes que más que cumplir funciones propias de la investigación y desarrollo de la disciplina, se limitar a realización funciones de gestión cultural.
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