Reporte de lectura
Capítulo I. La concepción simbólica de la cultura. Gilberto Gimenez.
Alumna: Yael Carlota Dansac Rivera
Materia: Teorías de la Cultura
Profesor: Dr. Rodolfo Morán Quiroz
Maestría en Ciencias Sociales, Universidad de Guadalajara.
La lectura de Gimenez es bastante didáctica, clara y precisa para quien no conoce sobre el concepto de cultura y su conformación histórica. Debo admitir que su lectura me remontó a mis años de estudiante en la ENAH, donde los concepto de cultura de Tylor, Geertz y el propio Giménez aún despiertan debates acalorados.
El concepto de cultura de Tylor (1871) se formula para explicar algo que se sabe que existe pero que no se puede ver ni tocar, como la radiación. Sus efectos son claros, precisos y siguen patrones o modelos definidos, por ende fue necesario ponerle nombre a aquello que sabemos rige todo nuestro universo humano: desde la forma en que moldeamos un vasija en barro, hasta la manera en la que se acomoda el hardware de una computadora para que sea funcional para nosotros (con pantalla para ver, teclados para escribir y dar órdenes a la máquina, así como un pad sensible a nuestro tacto). En la lectura de gimenez el concepto de cultura se desarrolla en tres etapas históricas marcadas por el enfoque o predominancia que se le da a tal o cual palabra contenida en la primera definición del termino: desde el sentido holístico, pasando por el acumulado de costumbres, hasta llegar al sistema de interpretaciones propuesto por Geertz y tantas veces criticado.
La versión actual que define la cultura como una caja de herramientas deja aún más dudas. En cambio los sistemas simbólicos hacen referencia a un modelo con coherencia que puede ayudar a entender la cultura, por eso prefiero pasarme directamente a discutir la definición que el propio autor da: cultura =proceso de producción, actualización y transformación del modelo simbólico, a través de la práctica individual y colectiva, en contextos históricamente específicos y socialmente estructurados.
Esta definición operativa parece estar planteada con dos fines: en primer lugar: para defender el concepto de cultura y su utilidad, y en segundo lugar tratar de volverlo tan abstracto que su estudio y manejo sea fácil y eficiente para la gente que no está impregnada de dicho concepto. De hecho, los ejemplos posteriores a estos párrafos, sobre el texto cultura y la sectorialización de la cultura, dejan muy claro este fin: la fragmentación de una parte de la realidad para que su estudio sea posible. El afán por presentar la cultura como algo que no solo los antropólogos ´pueden tratar, lleva al autor incluso a revisar la teoría de las representaciones sociales de Moscovici, la cual al parecer posee una estructura análoga a la de la cultura.
Me gusta el interés de autor por clarificar dicho término, pero creo que al final estas ideas se concretan en teorías y procedimientos que empujan a la cultura hacia un casillero, donde sus límites y estructura puedan ser catalogados y comprendidos. En todo caso, la definición que da Roger Bartra sobre la cultura en su obra “antropología del cerebro”, permite llegar a entender la cultura como ese exo-cerebro cuyos fines abarcan: complementar la estructura fisiológica que compone al ser humano con un aparato cognitivo, brindar herramientas para la exitosa adaptación del ser humano, poner en conexión todo aquel acto racional con todo aquel acto motriz.
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