Gilberto Giménez, Estudios sobre la cultura y las identidades sociales.
Juan M. Fernández Chico.
El concepto de cultura ha pasado por diferentes momentos y respondido a diversas necesidad. Parte del escaso consenso con el término lo encontramos en sus matices peyorativas que representó en su momento. Por eso Giménez parte de la definición evolucionista que hoy parecería estar superada.
La respuesta inmediata responde a la necesidad de explicar y entender por qué hay peculiaridades, desde hábitos, objetos y esquemas mentales que son compartidos por algunos y no por otros. Lo que se quiere destacar es claro, aunque no con precisión el qué y el cómo lo encontraremos.
Giménez abraza con preferencia la definición simbólica de la cultura propuesta por Geertz, quien aboga por una definción como un entramado de signos, como si leyeramos textos que guardan secretos entrelíneas. Es decir, esquemas de significados o representaciones que son compartidas por los sujetos. Todos lo tienen, todos pertenecen de alguna u otra manera a un esquema, eso es lo que nos permite comunicarnos, compartir usos y objetos.
Pero Giménez es cuidadoso al plantear una postura marxista dentro de los diferentes matices, pues no se puede perder el hilo propuesto por Gramsci sobre la hegemonía, en donde nada en la cultura, ningún esquema, es creado de manera natural, pues siempre (y esto lo encontramos más en el capítulo de identidad), hay una intención marcada, hegemónica, de dominación. Aunque no es la intención de Giménez estacionarse aquí, incluso muchos han renunciado a esta visión, es importante mencionarle y no perder la postuar crítica en este recorrido.
Tomando la definición de cultural, Giménez se permite dilucidar también sobre la identidad, un concepto complicado pero que incluso los clásicos ya habían trabajado sin necesariamente utilizar ese término (Marx, Durkheim y Weber ya lo hacían desde diferentes posturas, pero con una relación de coincidir en el mismo objetivo).
La cultura y la identidad se pegan para mostrar cómo los esquemas de significados se comparten. La parte clave es en su revisión de las identidades posmodernas, que pone en jaque a las delimitaciones que quedan fuera de la definición de cultura por parte de Giménez: la identidad y la cultura, es decir, los esquemas, pueden ser negociados, negociando niveles (ya sea ser de un país, de una ciudad, de un grupo en especifico).
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