Simmel plantea un ejemplo del asa de una taza para entender la cultura, y hace que imaginemos que una cultura determinada es una tasa, la cual se convierte en depositaria de todo el stock de conocimientos de una cultura, entonces para que dicha cultura se comunique o se ponga en contacto con otras, debe desarrollar una especie de miembro que le permita comunicarse en nuestro ejemplo sería el asa de la tasa. Con un elemento de esta clase encargado de cumplir la función de interacción con el mundo exterior, una cultura es capaz ahora de compartir e importar conocimientos de diferentes tasas y culturas mediante los medios de comunicación adecuados como las asas.
La reflexión de Simmel sobre la cultura es útil para entender los niveles “objetivo” y “subjetivo” de las diferentes culturas, nos ayuda a imaginar y comprender el proceso mediante el cual las culturas se integran de elementos exteriores a ellas; y como estos elementos son asimilados por las culturas, es decir, las culturas son organismos inteligentes que adecuan conceptos y conocimientos a sus necesidades en la resolución de problemas cotidianos.
Así pues la comunicación entre las diferentes culturas, y la puesta en común de conocimientos y sistemas de información permitirán un desarrollo multilateral para todas las culturas, y se formará una humanidad con el valor interiorizado de la “cooperación” para el “progreso”.
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