Metateoría, paradigmas y ciencias sociales.
Joseph Berger, David G. Wagner, Morris Zelditch, jr., Thoery growth, social process and metatheory.
Ritzer, George, Sociology, a multiple paradigm science.
Juan M. Fernández Chico.
Hablar de paradigmas, es hablar de tradiciones. Aunque Kuhn quería distanciarse de la visión evolucionista de la ciencia (por ejemplo, Koyré), y en muchos sentidos lo logró. Construyó un modelo que se basaba en cambios categóricos de un sistema de pensamiento a otro, con alusiones conceptuales, metodológicas, teóricas y referenciales completamente diferentes. A veces, como dicen ambos artículos, los paradigmas tomaban elementos de su antecesor, pero proponían soluciones más precisas a los problemas que el viejo paradigma no podía resolver. Pero la crítica a Kuhn en este sentido, es que estos paradigmas (ya fuera uno, dos o muchos paradigmas conviviendo en las mismas ciencias) provenían de tradiciones de pensamiento muy específicas, eran resultado también de desarrollos de poder e imposición que no necesariamente eran los mejores para resolver problemas, sino los que contaban con la mayor legitimidad.
En las ciencias sociales parece ser más evidente, en donde los paradigmas se enfrentan a posturas personales, elites políticas y tradiciones epistemológicas, teóricas y disciplinarias muy precisas.
Ritzer es muy claro cuando dice que los paradigmas tienen tres elementos constitutivos básicos: extender el conocimiento, aumentar el grado de “predicción” del paradigma y lograr una mejor articulación. Mientras en el artículo de Berger, la metateoría se encuentra a la cabeza de un crecimiento teórico, como si del tronco de un árbol salieran ramas que crecen de mayor o menor manera, que se secan cuando dejan de ser prácticas o se fragmentan cuando son tan abarcadoras que sólo dividiéndose lograrían su objetivo.
Lo importante a mencionar, es el reconocimiento de los autores, y los que continuaron con las secuelas de Kuhn, que el conocimiento se encuentra en niveles y dimensiones, cosa que es bastante evidente en el trabajo educativo y de investigación. Lo que sigue sin ser tan convincente, y seguramente explica porqué tanto disidentes a las tradiciones científicas de occidente, es la inocencia con la que se plantea el paradigma, como escribe Renato Ortiz, que hace dialogar a comunidades científicas y se deja morir (a veces no tan placenteramente) para que otro ocupe su lugar y resuelva lo que él no pudo.
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