En muchas ocasiones hemos escuchado o leído el termino de “culturas populares” y rápidamente pensamos en lo más bajo de nuestra sociedad. Bonfil nos invita a reconocer y reconocer esta cultura propia de los pueblo, algo que con el fenómeno de mestizaje se puede desaparecer y nos olvidamos de lo nuestro. El interés de este antropólogo mexicano por la cultura de los pueblos indígenas y después por el conjunto de pueblos, comunidades y expresiones culturales configuradas históricamente y que él imaginó como el “México profundo”, perduró desde su juventud hasta su muerte prematura en 1991. La historia de México, desde la Colonia hasta la actualidad ha estado marcada por la manera en que se articulan las transformaciones sociales endógenas con un proceso de orden civilizatorio que abarca todos los continentes. Investigando un poco, en los años ochenta confluyen una serie de iniciativas institucionales y académicas que marcan el momento más complejo y amplio del debate sobre cultura popular. Una de las primeras rupturas con las concepciones previas fue cuestionar el efecto totalizante del concepto: no hay cultura popular en singular, sino múltiples expresiones culturales de origen popular, formas plurales de existencia de lo popular, situaciones concretas de explotación económica, de subordinación política y de hegemonía ideológica que requieren ser estudiadas en su concreción. La sociedad mexicana es una sociedad estratificada, donde los desniveles culturales deben estar presente en ella al igual que está presente la desigual distribución de la riqueza, y lo que nos ha enseñado la antropología es que hay culturas diferente, otras culturas distintas de la dominante. Las culturas populares resultan ser, por definición, culturas subordinadas, con todas las implicaciones del término. “La cultura popular es la cultura de los de abajo, fabricada por ellos mismos, carente de medios técnicos. Sus productores y consumidores son los mismos individuos; crean y ejercen su cultura. No es la cultura para ser vendida sino para ser usada. Responde a las necesidades de los grupos populares”. (Margulis, 1982: 44). Hay que ponernos a pensar ¿Cuál es mi cultura? y ¿Cómo puedo relacionarme a partir de mi cultura con las culturas de los otros?
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