Bonfil ofrece una conceptualización que nos permite observar las relaciones establecidas entre el grupo social que posee la capacidad de decisión y los elementos culturales sobre los que decide. De modo que, luego de analizar las distintas combinaciones entre estos dos factores hace visible el modo operativo del control cultural. Éste, se materializa en la existencia de una batalla que libran los dominadores y los dominados en orden de preservar o imponer sus elementos culturales. Del anterior enfrentamiento devienen cuatro tipos de culturas: cultura autónoma, cultura impuesta, cultura apropiada y cultura enajenada.
Así pues, el autor establece que el control cultural funciona en relación a los procesos de resistencia de la cultura autónoma, imposición de la cultura ajena, apropiación de los elementos culturales ajenos (que pueden usarse, más no producirse y reproducirse) y la enajenación (pérdida de la capacidad de decisión sobre los propios elemento culturales).
De acuerdo con Bonfil, a pesar de que la naturaleza de los elementos culturales de los subordinados se reconfigura luego de sufrir los procesos de imposición, apropiación y enajenación, el sentido de pertenencia a determinado grupo social hace que su cultura propia no muera. Sin embargo, creo que en el caso de la cultura nacional, la fragmentación y estratificación social y las relaciones de poder que las dictan, propician el debilitamiento de la cultura propia. Podemos ver entonces, cómo se da paso a la entrada de ajenos elementos culturales y al control de los propios.
Es posible, que el problema de que México no pueda ser una cultura autónoma recaiga en que la capacidad de decisión sobre sus elementos culturales se encuentra en manos tanto de dominadores exteriores (otros países) como de dominadores internos (clases altas) que ostentan el poder económico, político y social. El país es a la vez subordinado y colonizado.
Los grupos de poder ofrecen una autonomía ilusoria al grupo subalterno: son capaces de decidir respecto a sus elementos culturales, en relación a las limitadas opciones que se les ofrecen. Lo anterior provoca que la iniciativa y la creatividad de los ciudadanos se vean amedrentadas, limitando también sus aspiraciones de igualdad.
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