Esta lectura tiene una relación considerable con nosotros, ya que toma como eje de estudio a la ciudad de Guadalajara, Jalisco.
Coronado propone que debemos concebir a la cultura en la sociedad contemporánea bajo los matices del consumo y poder.
Algo que debemos ponerle atención es a la idea de Thompson acerca de la cultura a través de cuatro distintas acepciones.
La primera es la definición clásica, donde se reconoce como un proceso de desarrollo intelectual y espiritual.
La segunda es la definición descriptiva, la cual es vista como el conjunto de valores, creencias, costumbres, convecciones, hábitos y prácticas de una sociedad en un lapso de tiempo determinado.
La tercera es la definición que hace hincapié en lo simbólico, la cual describe a todo fenómeno cultural como fenómeno simbólico.
La cuarta que viene de la concepción estructuralista, o constructivista, la cual es descrita por Thompson, como aquella en la que se captan las formas simbólicas en contextos estructurados y el análisis de la cultura se da en el estudio de la constitución significativa y de la contextualización social de las formas simbólicas.
Opino que de estas cuatro la primera es aquella que queda obsoleta en la sociedad contemporánea, creo que sería la unión de las otras tres, ya que la cultura es el conjunto de creencias, costumbres y valores de una sociedad y que éstos tienen relevancia en una sociedad y tiempo histórico determinado, pero que este poder sólo lo obtiene del valor simbólico que nosotros le damos y que ésta cultura debe encajar en el contexto significativo y social en el que se desarrolla por el cual es valorado y evaluado.
Según el estudio de Cordero la difusión de la cultura en Guadalajara se desarrolla en la unión de la definición clásica y constructivista y dice que la difusión sólo sirve como símbolo de prestigio hacia la ciudad pero que sigue siendo exclusiva de unos pocos.
Según Lypovetsky, (2004), dice que el acercamiento a los eventos culturales descansa en cuatro tendencias: el ensueño-lo cotidiano y eterno-efímero.
Cordero dice que no se debe omitir la simpatía del arte y la cultura para simbolizar un orden social desigual, tanto por el prestigio del consumidor y de la producción misma.
Opino al igual que Bourdieu, que la apropiación simbólica es lo que marca la importancia de la cultura en cualquier sociedad que en su mayoría es de clase media, donde parece más importante el autor, la imagen, y queda rezagado un poco el producto mismo.
Como conclusión opino que: No son los eventos culturales a los que nosotros podemos tener alcance lo que nos hace consumidores de cultura sino la manera en cómo nosotros los apropiamos y los hacemos parte de nuestra vida.
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