sábado, 13 de diciembre de 2008


ROLAND BARTHES Y SU ANALISIS TEORICO DEL MITO
Por: Israel Macías Hernández.

INTRODUCCIÓN

A lo largo de la historia el ser humano ha buscado explicarse el sin numero de fenómenos de diversos tipos que ocurren en el mundo, sin embargo no siempre es posible encontrar alguna explicación lógica y razonable. Debido a esto es que han surgido los rumores, leyendas y mitos. Como distintas formas de resolver la necesidad natural humana de explicación respecto a ciertos fenómenos, cosas y situaciones que le ocurren en la vida cotidiana, desde el explicarse una tormenta eléctrica argumentando que los dioses están iracundos hasta la idea de que la tierra es plana. Saberes que al paso del tiempo y debido a la evolución del conocimiento científico y la tecnología es posible desmitificar y darles una explicación razonable o descartarlos del imaginario social.


Sin embargo es solo en una de estas formas del ser humano de explicarse el mundo, esta es el mito y es en este en el que centro este trabajo y en el cual pretendo describir y analizar de forma breve, enfocando el desarrollo y análisis del mismo en dos apartados que describen la forma en que se puede abordar su estudio y la forma en que se estructura. Para ello me baso en el segundo apartado del texto “Mitologías”, del autor Roland Barthes, y que lleva por nombre “El Mito Hoy”. Texto en el que el autor plasma un análisis sobre del mito, con un enfoque dirigido a la semiología. Una vez desarrolladas las concepciones teóricas del autor sobre las causas y la estructura del mito, concluiré este trabajo presentando las impresiones personales que me dejan el análisis de este tema, no en una apartado exclusivo para las conclusiones sino que estas estarán inmersas en la segunda mitad del segundo subtitulo de este trabajo y en el cual presento a mi consideración el análisis mas representativo de este trabajo.


El Estudio del Mito, el Mito Dentro del Mito.


Si bien el mito es concebido en el imaginario social como aquella explicación poco confiable de algún fenómeno cualquiera, basada en suposiciones, leyendas, creencias populares que pueden ser endémicas de alguna cultura determinada, construcciones ideológicas o discursos pseudocientíficos que no pueden ser comprobados objetivamente, en fin, cualquier conocimiento de características abstractas y subjetivas. El mito en realidad encierra en si mismo características semiológicas (de significados) muy complejas y variadas según el contexto en que este se desarrolle. Para el análisis del mito es necesario contar con conocimientos científicos previos sobre comunicación, antropología y semiología, debido a que para desenmarañar la estructura del mito se necesita saber como funciona su dinámica, que es lo que representa en las relaciones sociales, y que uso y función tiene en la comunicación interpersonal. Para esto R. Barthes refiere en su obra que el mito no se puede definir con base en el objeto de su mensaje, sino por la forma en que este se formula y expresa; es decir: para estudiar al mito, es necesario realizar una abstracción de conocimientos, hacer una división entre el mensaje (la información) que este lleva en su interior y la forma en que esta se articula, pues para el estudio del mito interesa la forma en que este surge. Para dejarlo más en claro, visualicemos el circuito del habla, ese pequeño esquema que se nos explica al estudiar la asignatura de español en la primaria, y que se compone de los siguientes elementos básicamente: emisor – mensaje – receptor.


Este circuito puede llegar a analizarse de manera más compleja pero para nuestros intereses lo anterior será suficiente. Al estudiar ¿Cómo se da la comunicación entre dos personas? No nos enfocamos en el mensaje, es decir: de lo que se habla entre esas dos personas, puede ser una charla sobre el clima, un saludo, etc. Pero lo que nos interesa saber es que hay una persona que habla (emisor) y una persona que lo escucha (receptor) y lo que se dice es el mensaje. Es igual al estudiar el mito como una categoría de análisis y como parte de la acción comunicativa, no debe interesarnos de que mito se habla, (dios, brujas, el surgimiento de bello en la mano por autoerotizarse, etc.) sino la forma en que este se articula. Y para saber esta forma en que se estructura el mito es necesario recurrir a la ciencia llamada semiología, debido a que es esta la encargada del estudio de los significados (entre otras cosas). O como lo menciona Barthes en su texto “La semiología es una ciencia de las formas, puesto que estudia las significaciones independientemente de su contenido…” pp. 120



El Mito Como Representación


Una vez que se identifica a la acción comunicativa “mito” como un objeto de estudio, es necesario considerar que el mito siempre es la representación de un saber (un “algo” al que Barthes llama “materia”) y que esta representación puede surgir como diferentes tipos de lenguaje, ya sea gráfico o hablado. Se debe tener en cuenta que la semiología se basa la teoría de significantes, en donde a cada significante le pueden corresponder uno o varios significados. Y la unión del significante y el significado devienen en un tercer término que es el signo. Un ejemplo de esta relación es el siguiente: se dibuja una cruz en una pared, (la cruz seria el significante), en este caso la cruz no me dice mucho, pero que tal si la pinto de color rojo, en ese caso le estoy concediendo un significado que es el del símbolo de la organización internacional cruz roja de auxilio medico. Así pues esta cruz roja se convierte en un signo representativo. Pero si esa cruz estuviera pintada de color negro sobre una placa amarilla al lado de un camino, estoy representando un cruce de calles próximo.

Estos son ejemplos parecidos a los que describe Barthes en su obra, pero en mi caso describo estos por que quiero explicar un punto que a mi parecer Barthes no menciona en su análisis, y es que si bien la semiología involucra el estudio de la relación significante –significado, también involucra el análisis del contexto en que se desarrolla esta relación, ya que depende mucho del tipo de contexto, la interpretación del signo, como lo trate de explicar con los ejemplos anteriores. El contexto junto los conocimientos previos de lo que pudiera representar el signo que se percibe, es lo que permite la decodificación e interpretación de la información representada en los signos.


Esta forma de representación de la información, la podemos observar en la estructura del mito, solo que con variaciones en sus objetivos. Lo anterior debido a que la función del mito es la de deformar la información, y con deformar, no quiero decir destruir o sustituir la información, (la cual es concebida en el imaginario social como de naturaleza objetiva, verídica y real de lo contrario se le concibe como desinformación o mentira) ni tampoco que al deformarla el mito la convierta en mentira. Lo que quiero decir es que el mito contiene información en si mismo y esta es la que le da forma y vida como una acción comunicativa en las relaciones y representaciones sociales, y esta información si bien puede ser categorizada como poco creíble, o irreal en un primer momento de juicio, esta no deja de ser información, no pierde su naturaleza, ni su estructura ni su función comunicativa o representativa.


Así pues el mito presenta dos sistemas semiológicos como parte de su estructura, el primero es nombrado por Barthes como lenguaje objeto, y se compone de un significante, uno o mas posibles significados y el signo resultante. Sin embargo la característica distintiva de este sistema es que busca la representación de la información específica contenida en el lenguaje, es decir: en este sistema el significado es captado y entendido de forma directa sin muchas dificultades, ya que en este sistema el mito no aparece como tal, sino en el segundo. Al segundo sistema le nombra metalenguaje y se compone de igual forma que el lenguaje objeto, pero con la variante de que es en este en donde suele aparecer el mito, ya que se parte del signo resultante en el primer sistema (del lenguaje objeto) para la deformación de la información, ya que la información contenida en el lenguaje objeto, es reducida a símbolos, a signos sin decodificar y es aquí en donde se le presenta la oportunidad al mito de deformar la información con el significado.


Conceptos Propuestos por el Autor


En el análisis de la estructura del mito, Barthes formula conceptos teóricos para nombrar las variantes del significado, significante y del signo, de los dos sistemas semiológicos que componen el mito, ya que como se reviso páginas atrás, el metalenguaje deviene del lenguaje objeto y ambos contienen en su estructura los mismos tres componentes pero categorizados de diferente forma.


Así pues considerando que el significante en el mito se encuentra al final del sistema lingüístico y al principio del sistema mítico, formando así una cadena continua. Para distinguirlos Barthes denomina al significante lingüístico como sentido, y al significante mítico como forma. Al significado en ambos casos le denomina concepto y al signo también en ambos casos, significación. Explicando al respecto de esta diferenciación de las categorías de análisis que propone, la forma en que se relacionan o combinan puede cambiar la función del sistema. Esto es:


Cuando el significante (sentido) pertenece al sistema de la lengua, (lenguaje objeto) el significado es llamado (concepto) y el signo que es la resultante de la combinación de estos dos es llamado significación. Y cuando el significado se encuentra en el sistema del mito (metalenguaje) es llamado (forma), y el significado y el se mantienen igual (concepto y significación). Sin embargo la diferencia entre forma y sentido es, que en el sentido el significante tiene una riqueza de información, es representativo de la historia, del contexto, una memoria, un orden comparativo de hechos y de ideas razonables que demuestran que el sentido ya esta construido sobre una significación, lo que le permite sustentarse. Y en la forma el significante se despoja de todo sentido, de historia, de ideas, de contexto, y solo quedan letras por así decirlo, solo quedan signos que si bien pueden representar algo como las simples pictografías (A, E, I, O, U) o símbolos como el ejemplo de la cruz, son solo captados como una simple imagen sin información que decodificar, son solo imágenes o palabras sin sentido útil, lo cual sucede pese a la característica del significado que puede tener varios significantes. Por ello para que el mito cobre vida, necesita que la forma (significante en el mito) retome el sentido (significante en la lengua) del lenguaje objeto, para así tener información que deformar, modificando en algunos puntos la estructura de la información intercambiando lo objetivo por lo subjetivo y lo racional y comprobable por lo subliminal y objetable.


Esto se logra al modificar el enfoque, el contexto y la forma en que se codifica el mensaje, pues el mensaje que en un principio contiene información lógica. Es modificado por otro elemento, mismo que considero no se menciona en el análisis de Barthes, este es el individuo, el ser humano. Pues este el que al transmitir la información, como un mensaje mediante cualquier forma de lenguaje (oral, escrito, mímico, etc.) tiene la capacidad de modificarlo en el momento de expresarlo o interpretarlo, según su propia concepción ideológica y cultural. Es por ello que el mito no posee la característica –contrario a lo que pudiera pensarse– de ser perpetuo, esto es: que el mito a través del tiempo esta condenado a perecer, a alterarse, pues se basa en la historia y la historia con su proceso de evolución y de iluminación en el conocimiento, es quien determinado momento decide sobre el futuro del mito cualquiera que este sea, decide si desaparece, se transforma o continua o trasciende en el escenario social.



BIBLIOGRAFÍA

  • Barthes, Roland: “Mitologías”, Apartado II El Mito Hoy. Siglo XXI. México. 1999. Pp. 118 – 150.



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