jueves, 19 de mayo de 2011

Hegemonía, poder y dimensión política de la cultura, Chantal Mouffe.

Hegemonía, poder y dimensión política de la cultura, Chantal Mouffe.

El aspecto más interesante en el campo de los estudios culturales es su carácter interdisciplinario. El objetivo de este artículo es mostrar cómo una aproximación anti-esencialista informada por una noción de hegemonía es de crucial importancia para los estudios culturales, porque ayuda a la comprensión de la dimensión política de la cultura y a las intrincadas relaciones entre cultura y poder. En un primer momento, la autora profundizará en la especificación del enfoque “anti-esencialista”. Después nos indica la relevancia de dicho enfoque para una serie de cuestiones que son centrales en el campo de la cultura. Por último nos ofrece un examen de la importancia de esta visión en los estudios sobre el feminismo.

Para la autora, hegemonía es el punto de convergencia entre la objetividad y el poder. Esta manera de posicionar el problema del poder implica una profunda transformación en el camino de cómo el poder es concebido. Ello implica que el poder no debe ser entendido como una relación externa que tome lugar entre identidades pre-constituidas, sino más bien que se constituye en las propias identidades, en la propia interacción.

El agente social se constituye por un conjunto de posiciones subjetivas que nunca pueden ser totalmente fijadas en un sistema cerrado de diferencias, y se construye por una diversidad de discursos entre los cuales no hay necesaria relación pero si un constante movimiento de sobredeterminación y desplazamiento. La identidad de tales sujetos múltiples y contradictorios es siempre contingente y precaria, fijada temporalmente en la intersección de esas posiciones subjetivas y dependiendo de formas específicas de identificación. Es entonces imposible hablar de agente social como si se tratara de algo unificado, de una entidad homogénea. Es más bien pertinente entender al agente social como algo en construcción en tanto interactúa.

Por otro lado, la práctica política juega un papel importante en la construcción de identidades. La creación de una identidad siempre implica el establecimiento de una diferencia, diferencia que a menudo construida sobre las forma de una jerarquía. La existencia de otros aparece como la condición de la posibilidad de la construcción de mi identidad, desde y sin el cual, yo no podría tener identidad alguna definida. La identidad es, en efecto, el resultado de una multitud de interacciones que toman lugar desde un espacio exterior, pero que no están claramente definidas. Las prácticas políticas construyen diferencias, por tanto, identificaciones. Los grupos feministas apelan a la construcción de identidades a partir de la configuración de ciertas prácticas sociales con fines políticos claramente establecidos por el grupo. Es así como la autora ejemplifica sus hipótesis dentro de este artículo.

No hay comentarios: