martes, 5 de abril de 2011

Mike Featherstone, 10 Cultural production, consumption, and the development of the cultural sphere.

Para Bauman, el término de consumo hace alusión, casi exclusivamente, a que algo ha sido consumido por el fuego, algo que lo ha transformado en una cosa que no era lo del principio. Que después de haber sido consumido, pierde su forma, se desfigura. Es decir, pasa por un proceso de destrucción que no tiene otra referencia más que el de convertirse en algo diferente.

La cultura no está exenta de esa transformación. También se le consume. En término de Max Weber, hay un proceso de racionalización de ella (¿qué es la cultura? No sabemos con precisión, pero sabemos que se le puede consumir) gracias a que otras esferas, como la ciencia, la política, la estética, la moral, van definiendo cómo y porqué es justificable consumir.

Featherstone se concentra en estas diferentes racionalizaciones de la cultura, en sus diversos procesos por los que las industrias (lo que el autor llama los especialistas en la cultura), esas que generan las imágenes, sonidos, personajes, símbolos, en fin, generan.

Más que la producción, el consumo de esa cosa llamada cultura, va definiendo en marcos globales, cuáles serán las próximas imágenes a exportar. Empaqueta una clase social y la manda a un festival de cine; mete en un estuche a un grupo de indígenas peruanos y los muestra en Suecia; la fotografía de un esquelético niño africano termina recibiendo un premio en París.

La esfera cultura, como antes, como hoy, también tiene dueño. Junto a ella sobreviven pequeñas y vagas alternativas que si no permanecen en la oscuridad, ya están negociando con una gran productora para llevar su historia al cine. La regla es el mercado, y bajo él se registran o vetan las prácticas de cultura. No sólo en términos de si es rentable o no, sino, como dice Weber, también bajo preceptos morales. Es decir, ¿qué práctica de esa cultura vale la pena negociar? Pensemos por ejemplo en las restricciones para usar la burka, o hasta el velo árabe, en algunos lugares públicos en Francia.

La esfera cultura, como dice el autor, encuentra sus propios especialistas y voces, construye entramados de imágenes y símbolos que luego reparte por el mundo como si fueran cosas tan naturales que caen de las ramas de los árboles. Por eso con profecía Baudrillard, mencionado por Featherstone, anuncia el fin de lo social, y el triunfo del signo.

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