Reporte de lectura
Capítulo VII. Cultivemos la diferencia: la lógica de la distinción. De: Patrice Bonnewitz La sociología de Pierre Bourdieu. Claves Perfiles. Buenos Aires. 2003.
Alumna: Yael Carlota Dansac Rivera
Materia: Teorías de la Cultura
Profesor: Dr. Rodolfo Morán Quiroz
Maestría en Ciencias Sociales, Universidad de Guadalajara.
La lectura de Bonnewitz se comienza con una advertencia relacionada al vínculo que existe entre la sociología de la cultura y la teoría de la dominación de Bourdieu según la cual “los dominantes aseguran su dominación a través de la cultura”. Esto deja claro el enfoque que tiene toda la lectura: revisar como la cultura puede servir como mecanismo de dominación para un grupo de individuos. Esta dominación se ejercía gracias al trabajo diversas instituciones y medios de comunicación que difunden un determinado patrón cultural para que este sea aceptado por la mayoría de las personas sin cuestionarlo. A pesar de que los agentes sociales estén conscientes de dicha dominación “contribuyen a producir la eficacia de lo que los determina en la medida en que lo estructuran”. La imposición de una cultura es posible debido a que existen dos factores: la racionalización y el lenguaje, las cuales dirección tales o cuales actitudes de un colectivo humano ante algo de su entorno.
Esto puede verse en el simple adoctrinamiento de masas que realiza la religión (me refiero a simple por cotidiano), el cual se repite semana tras semana por medio del ritual que se lleva a cabo en la misa (siempre es el mismo ritual repetido una y otra vez, con cambios muy pequeños a través de los siglos). La imposición de reglas, tabués (pecados) y creencias reformulan la imagen que los individuos tienen de sí mismo, de los individuos que los rodean y del mundo en el cual se encuentran.
Es por ello que la autora se remite a entender a la cultura como “un conjunto de esquemas de percepción” los cuales están elaborados por individuos que tienen un capital cultural elevado y una autoridad legítima reconocida. Es por ello que para Bourdieu los conflictos simbólicos apuntan a imponer una visión del mundo que puede corresponder a los intereses de un grupo específico.
Si no creyéramos en que son ciertas las pautas que rigen nuestras vidas, llámense escuela, trabajo, dinero, etc.. no habríamos porque acatarlas.
El problema es que es difícil escapar a las pautas culturales que nos dictan las instituciones, los medios, el colectivo, la sociedad, nuestros vecinos, nuestros papas, etc.., estamos inmersos en nuestras propias cadenas y al parecer no hay manera de salir de ellas.
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